A lo largo del último mes, diferentes dirigentes peneuvistas se han dirigido públicamente a los acusados para que entreguen el carné del partido, siquiera de forma provisional, hasta que se clarifique su culpabilidad o inocencia. Nadie se ha dado aún por aludido hasta la fecha, por lo que ayer el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, volvió a invitarles, y van ya seis veces, a desvincularse del partido.

"Quiero transmitir un planteamiento claro ante la sociedad vasca; que el PNV nada tiene que ver con las imputaciones, y que las personas afectadas deben ser conscientes de que la utilización pública de su imputación puede estar dañando la imagen del PNV innecesariamente", afirmó el líder jeltzale en los micrófonos de Radio Euskadi. Urkullu cree que los nacionalistas están siendo objeto de "linchamiento" por parte del resto de formaciones políticas, por lo que insistió en pedir "un gesto" a los imputados, que por su cercanía tanto a la Diputación como al Araba Buru Batzar han elevado el escándalo a niveles que no se recuerdan en el territorio alavés.

El PNV ha optado por no recurrir a medias tintas y tomar una posición de dureza ante los hechos que se imputan, entre otros, al ex diputado de Administración Local, Alfredo De Miguel, o al ya antiguo miembro del Araba Buru Batzar, Aitor Telleria, aun a riesgo de perjudicar a los acusados si resultan ser inocentes.

Tras unos primeros meses en los que los jeltzales reclamaron el levantamiento del secreto de sumario para conocer exactamente el alcance del caso, el 15 de julio se tomó una determinación. El presidente del Euzkadi Buru Batzar, Iñigo Urkullu, junto con los tres líderes territoriales -Iñaki Gerenabarrena por Álava; Andoni Ortuzar, por Bizkaia; y Joseba Egibar, por Gipuzkoa-, y el responsable de Acción Electoral del partido, Joseba Aurrekoetxea, se reunieron en Gasteiz con los imputados y les reclamaron el carné en un encuentro que no se conoció hasta varios días después.

En vista de que nada sucedía, el 21 de julio un irritado Xabier Agirre, diputado general alavés, insistió en reclamar los carnés. "Si se demuestran, actuaciones de este tipo constituyen hechos muy graves, y las personas que los han cometido no deberían estar en mi partido", afirmó tajante. No hubo reacción.

Tres días más tarde, Egibar apostaba por aplicar la consigna de "tolerancia cero" en el PNV ante la corrupción, y en la misma jornada Iñaki Gerenabarrena aseguraba que los acusados "barajaban" entregar el carné. La presión a la que estaban siendo sometidos tampoco surtió efecto en esta ocasión. Incluso el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, pidió el 26 de julio responsabilidades ante unos hechos que, de ser ciertos, son "nauseabundos", y como tampoco ésta vez hubo reacción, Urkullu reapareció el día de San Ignacio afirmando que "quien se desvía del recto proceder, se desvía del PNV".

Los imputados, sin embargo, siguen haciendo oídos sordos a la peticiones del partido, mientras PSE y PP esperan la llegada de septiembre para constituir una comisión de investigación en el Parlamento que, sin duda, será uno de los puntos calientes en la agenda política del próximo otoño.