Vitoria. Septiembre es la mejor fecha posible para los socialistas. Una vez que la intención inicial del Gobierno de Patxi López de traspasar a Euskadi las políticas activas de empleo el 1 de enero se fue al traste, los socialistas de Madrid y Vitoria han jugado al despiste con el PNV, que aprobó los Presupuestos de Zapatero para este ejercicio a condición de estar informado hasta el 1 de septiembre sobre el estado de las negociaciones. El acuerdo llegará más tarde de esa fecha, y por ello los jeltzales asumen, como indicó ayer su portavoz parlamentario, Joseba Egibar, que el traspaso se cuantificará muy por debajo de sus exigencias.

Sin embargo, tampoco se puede dilatar demasiado la consecución de un acuerdo en la Comisión Mixta de Transferencias, pues la negociación presupuestaria en el Congreso, en la que el PNV volverá a jugar un papel crucial, es inminente. De ahí que el coordinador de la Ejecutiva del PSE, Mikel Torres, confirmara el anunció del lehendakari de que septiembre, la primera quincena para ser exactos, verá alumbrar el acuerdo.

Ahora los socialistas, principalmente los de Madrid, tienen prisa. Se trata de zanjar el tema y arrebatar al PNV una baza en la "partida de póker", como la definieron en su día en Lehendakaritza, en que se convertirá la negociación presupuestaria.

A lo largo de este año, el PSOE y el PSE se han pronunciado sobre la transferencia en contadas ocasiones, sin concretar demasiado las fechas y sin cerrar cantidades, salvo por algún lapsus, conscientes de que los jeltzales vigilaban de cerca cualquier movimiento al respecto y exigían información. Superada la fecha del 1 de enero no apremiaban los plazos, y además los recortes de Zapatero llevaron la cuestión a un segundo plano.

Es más, la ministra de Economía, Elena Salgado, presionó para que la negociación derivara muy a la baja, lo que aumentaba el abismo entre la estimación del valor de la transferencia para jeltzales y socialistas. Al final, el mes de agosto se echó encima y paralizó la actividad política.

A estas alturas, los socialistas vascos están empezando a perder la paciencia en una cuestión que ha pasado de ser, en 2009, un activo del nuevo Gobierno, prueba de su capacidad negociadora, a convertirse en un lastre del que hay que responder casi tras cada Consejo de Gobierno. La consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, incluso amenazó con dejar de invertir su presupuesto en materias sobre las que realmente no tiene competencia.

Al margen de las cuestiones técnicas y el destino concreto de cada partida negociada en el seno de la Comisión Mixta, PSOE y PSE han manejado cantidades cercanas a los mencionados 300 millones de euros, concretamente 315, si se atiende a los descuidos del secretario de Estado de Política Territorial, Gaspar Zarrías, y del eurodiputado Ramón Jáuregui, quienes coincidieron en diferentes momentos en dar la misma cifra.

Por otro lado, el anuncio de que la transferencia llegará a mediados de septiembre, como muy tarde, no pilló ayer a contrapié al PNV. Joseba Egibar expresó en declaraciones a Euskadi Irratia su temor de que la transferencia no llegue completa, habida cuenta de que el pacto se va a cerrar sin la tutela nacionalista, justo en el ínterin entre el acuerdo presupuestario para 2010 y el que se avecina. O no.

Los jeltzales exigen hasta el día 1, y exigirían cuando se sienten con el PSOE en el Congreso, si no se diera un acuerdo previo que parece inminente, que el traspaso incluya entre otras cosas las bonificaciones a la creación de empleo y la formación ocupacional y continua. De ahí que el PNV valore la transferencia en 480 millones, frente a los poco más de 300 de los que se ha hablado en las reuniones de la Comisión Mixta.

El inicio del largo serial en que se ha convertido el traspaso de las políticas activas de empleo comenzó casi con la legislatura. El 21 de mayo de 2009, el lehendakari López compareció junto al vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, para anunciar que la transferencia llegaría con el nuevo año, el 1 de enero. El 21 de agosto, Chaves iba más allá y anunciaba que para "septiembre u octubre" -de 2009- el acuerdo estaría cerrado. Sin embargo, la negociación presupuestaria en el Congreso impidió cumplir con lo prometido y dejó a Patxi López tan irritado con el PNV como con Zapatero, en evidencia.

No fue hasta abril de este año cuando Chaves anunció que el acuerdo estaba prácticamente cerrado y que la transferencia llegaría, esta vez sí, en septiembre.