Este fin de semana se cumple el segundo aniversario de un hecho que bien se puede decir que ayudó a convulsionar el panorama político vasco hasta desembocar en la llegada del PSE a Ajuria Enea: la elección de Antonio Basagoiti como presidente del PP vasco.

La historia de este peculiar político es la historia de un joven que nació al calor de los tejados de más rancio abolengo de la burguesía de Neguri y que pronto abandonó su carrera en la banca familiar para hacer su propio camino.

Después de curtirse durante más de una década como portavoz de los populares vascos en el Ayuntamiento de Bilbao -donde convivió con un Iñaki Azkuna que incluso le incluyó durante dos años en su equipo de gobierno- su aterrizaje en el primer plano de la escena política vasca se produjo por sorpresa tras un proceso muy similar al que convirtió a un joven José Luis Rodríguez Zapatero en secretario general del PSOE liderando un discurso más centrista y que despertaba menos animadversiones entre sus oponentes dentro del partido.

el reto

La sustitución de San Gil; pacificar y "refrescar" el partido

María San Gil, que lo había sido todo en el PP vasco desde que irrumpió en él con la fuerza de su discurso combativo y blindado ante posibles cambios de criterio, abandonó la presidencia dando un portazo que hizo temblar los cimientos del partido en Euskadi y cuyos ecos llegaron hasta Génova. La crisis estaba en carne viva y el PP debía optar en Euskadi entre un continuismo que chocaba con los planes de Rajoy y la posibilidad de abrir la puerta a la entrada de aires nuevos. Y optó por lo segundo.

Basagoiti se presentó ante aquel congreso convocado de urgencia para adelantar el cierre de la crisis como uno de los redactores de la ponencia política destinada a marcar el rumbo del partido. Compartía criterios con otros dirigentes del PP como el presidente del PP canario, que gobernaba con los nacionalistas y defendía una linea "reformista, liberal y centrista" y que se alcanzaran pactos de Estado con el PSOE. Además, llegó pidiendo tener un mayor margen de actuación; una autonomía que llegó a comparar con la que entonces tenía UPN en el PP. Y así, se impuso con una superioridad insultante en las urnas, apoyando a Rajoy en la crisis interna pero conjugando esta postura con el respeto San Gil, lo que le ganó la gratitud del gallego que le ha convertido en uno de sus hombres de confianza.

la estrategia

Autonomía y crítica "modulada" del nacionalismo

Ya con las riendas del partido en sus manos, llamó a la unidad de las familias populares y apostó por "modular" el discurso contra el nacionalismo que protagonizaron San Gil y Major Oreja bordeando la vinculación entre la defensa de las posiciones más abiertamente abertzales y la condescendencia ante ETA.

En el día a día, eso se ha plasmado en su posición públicamente crítica, por ejemplo, con las intromisiones de Oreja ante una posible negociación entre los socialistas y ETA, pero no se ha podido reflejar, por ejemplo, en la defensa del Concierto económico vasco que trató de llevar al Congreso pero que fue acallada por el dictamen de un PP que hizo primar su interés electoral general.

Y todo con un objetivo confesado y que ha podido llevar a cabo: sacar al PNV de Ajuria Enea y meter en el palacio de la gobernación de la Comunidad Autónoma Vasca a un representante de lo que se ha dado en llamar el constitucionalismo. Aunque no fuera él. "Un PP del País Vasco fuerte en las urnas servirá para fijar las posiciones del tablero político", advirtió tras ser elegido presidente, y así sucedió después.

Luego, una vez logrado el reto de relevar al nacionalismo en el gobierno, en más de una ocasión ha jugado a ser el árbitro de las disputas entre PNV y PSE tratando de aparecer como "el eje" que marca desde el centro las reglas de la confrontación.

Más allá de eso, quienes le han tratado en el trabajo del Parlamento Vasco no tienen más que buenas palabras para con su jefe. Es el caso de su fiel escudero, Iñaki Oyarzábal, que el viernes explicaba a DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA que el mayor mérito de Basagoiti ha sido liderar el "recorrido" que ha llevado al PP vasco de tener "una relación complicada con las demás fuerzas" a mostrar que tiene también "capacidad de entendimiento". Además, asegura que el partido está "más unido que nunca", pese a que modular el mensaje frente a "quienes querían mantener un discurso más duro" haya hecho que algunos se hayan quedado "en el camino".

Dos años después de su llegada a la sala de mandos del PP vasco, con el temporal capeado y el partido resituado hasta acariciar el timón de Euskadi, trata de profundizar en su imagen de centro. Un objetivo para el que no duda en citarse con el PNV y guiñarle un ojo en el plano económico -marcando así un perfil propio respecto al de su actual socio-, ni en dejar en manos de Oyarzábal el impulso de un vasquismo que le ha llevado entre otras cosas a abrazar el euskera, y con el que proyecta abordar la conquista del espacio constitucionalista capitalizando su "apoyo responsable" al Gabinete López y, a la vez, su probable desgaste.