Al menos 45 personas murieron y 632 resultaron heridas en los enfrentamientos que se produjeron entre el jueves y ayer en Osh, la segunda ciudad más importante de Kirguizistán, en el peor brote de violencia en este país desde que Kurmanbek Bakiyev fue derrocado como presidente tras la movilización popular de principios de abril. La presidenta del Gobierno interino, Rosa Otunbayeva, reconoció que los disturbios son el resultado de un conflicto étnico entre kirguises y uzbekos.