vitoria. Aralar presentó ayer en sociedad al equipo que tomará el relevo de Iñaki Aldekoa para intentar convertir a esta sensibilidad de la izquierda abertzale en la "clave" de la evolución política vasca de los próximos años.
Su nuevo coordinador general en Álava, Alex Larragoiti, será quien tome el testigo del veterano Aldekoa ahora que, como explicó, ha decidido "pasar a la reserva". Y lo hará para liderar un proyecto que pasa por tres ejes: amoldar su discurso a la especial realidad sociopolítica de este territorio consolidando su espacio ante "el bloque unionista PP-PSE" -que pretenden "debilitar" cerrándole el acceso al poder en Álava- y también ante el "tándem fáctico" que conforman socialistas y jeltzales en las principales instituciones alavesas; encabezar una lucha de izquierdas "necesaria" para que la crisis no dañe más a los menos favorecidos; y corresponsabilizarse de la "regeneración" de un proyecto de izquierda abertzale "amplio y plural" -pero también irrenunciablemente "civil"- que pueda competir con los que hasta ahora han sido los partidos mayoritarios.
"ETA debe despejar el balón" En su puesta de largo, Larragoiti estuvo respaldado por dos de los totems fundacionales de Aralar, su predecesor al frente del partido en Álava y su coordinador general, Patxi Zabaleta, además de por los que están llamados a ser "su brazo derecho y su brazo izquierdo", Igor López de Muniain e Iker Vitores.
La presencia en el acto de Zabaleta, que el día anterior había calentado el debate anunciando que había dado "pasos importantes" para normalizar su relación con Batasuna, situó este asunto en el centro de la comparecencia, y en este sentido, la posición de quienes ayer comparecieron demostró ser clara. Aralar asume la "responsabilidad" de "acompañar" a Batasuna para facilitar que las dos sensibilidades pueda llegar a este "trabajo en común", pero eso sí: todo debe estar precedido de una declaración con la que ETA haga "la única aportación que le exige el pueblo vasco" y asuma el llamamiento que le hizo en Pamplona la propia Batasuna declarando un cese de su violencia de forma unilateral y sin pedir "contrapartidas".
Zabaleta se esforzó por ser claro al trasladar este mensaje asegurando que tiene los "brazos abiertos" a otras formaciones de izquierdas -no sólo nacionalistas, por cierto, sino también incluso federalistas- pero siempre que sea para avanzar únicamente desde los cauces de la política y sin cargar con "la rémora" de la violencia de ETA. "Sin esa base, no se puede avanzar", insistió.
Pero quien quizá explicó la situación de una forma más gráfica fue Aldekoa, que tras aplaudir los "avances" que en su opinión han significado los pasos dados bajo el paraguas de Zutik Euskal Herria, subrayó: "Ahora sólo falta que ETA despeje ese balón". "Ése sería el final óptimo de una etapa y el mejor síntoma de que empieza una nueva", añadió Larragoiti asumiendo sus nuevos galones. Creado ese escenario, Aralar confía en jugar un papel clave en el futuro político vasco "coprotagonizando" el avance hacia la consecución de la paz y la normalización política de el País Vasco. Y para que esto sea posible, Zabaleta insistió en pedir decisiones "audaces" que hagan posible construir una fuerza decisiva que deje al Estado "sin argumentos" para negar la palabra a los vascos y le sitúe "ante el espejo de la verguenza de no ser democrático". "Y cuanto antes lleguemos a esta situación, mejor", concluyó.