El Cairo. La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) denunció ayer las torturas rutinarias y sistemáticas, entre ellas descargas eléctricas, palizas, privaciones y sodomizaciones, a las que eran sometidos los presos de una cárcel secreta del Gobierno iraquí en el antiguo aeropuerto de Muthanna, en el oeste de Bagdad.

En un comunicado difundido ayer, HRW enumeraba las vejaciones y métodos aplicados a los funcionarios de la prisión de manera sistemática a todos los presos. La lista incluye presos colgados de los pies, bolsa de plástico en la cabeza, privación de aire, golpes, dientes rotos, sodomizaciones con palos y cañones de pistolas, violaciones, descargas eléctricas, amenazas y confesiones falsas firmadas sin leer.

"Las sesiones de tortura duraban horas. Los guardas cogían a tres presos cada vez; nos llevaban al cuarto de interrogatorios para empezar el abuso; nos pegaban durante horas hasta que no podíamos andar por lo que nos tenían que llevar a rastras a la celda", explicó uno de los ex presos.

"Algunos presos jóvenes fueron obligados a mantener relaciones sexuales entre ellos", y a otros les arrancaban las uñas, les quemaban con cigarrillos o se les amenazaba con violar a sus mujeres, dijo HRW. La organización entrevistó a 42 ex presos de un grupo de 300 que pasó por esta cárcel entre septiembre y diciembre de 2009, acusados de terrorismo. La mayoría fueron detenidos en distintas redadas ejecutadas por la policía o el ejército en la ciudad de Mosul y alrededores, feudo de militantes suníes y con presencia de la organización terrorista Al Qaeda, y fueron conducidos a la prisión secreta. Las denuncias de la existencia de este centro secreto en el que "los interrogadores practicaban la tortura rutinaria y sistemática" partieron del diario estadounidense Los Angeles Times el pasado 19 de abril, explicó HRW.

"Las historias son creíbles y coherentes", denunció HRW, que revelaba que los hombres tenían cicatrices y marcas recientes. "El horror que nos encontramos sugiere que la tortura era la norma en Muthana", según Joe Stork, director de HRW para Oriente Medio. La organización asegura que antes de que este caso se diera a conocer, en Muthana había 430 presos, de los que nadie sabía nada. "Los detenidos no tenía acceso a sus familias o a un abogado. No se les daba documento oficial alguno ni un número de detenido ni nada", agregó. Según la denuncia de HRW, "varias fuentes" han asegurado que esta cárcel secreta estaba "bajo la jurisdicción de la oficina militar del primer ministro, Nuri al Maliki". Para HRW, las autoridades del país árabe deben iniciar una investigación "independiente e imparcial" que aclare los sucedido.