Londres. El Partido Conservador británico estudia la posibilidad de llegar a un acuerdo con los partidos nacionalistas o regionales en caso de empate parlamentario para impedir una reforma electoral que acabe con el sistema mayoritario y favorezca a los liberal-demócratas como eventual partido bisagra.

Así lo señalaba el diario Financial Times, según el cual los estrategas tories estudian un posible pacto con los nacionalistas escoceses y galeses así como con los unionistas de Irlanda del Norte si su partido no consigue la mayoría absoluta en las elecciones del 6 de mayo.

Unionistas, nacionalistas escoceses y el galés Plaid Cymru no ocultan que tratarían en ese caso de proteger a las regiones que representan de los inevitables recortes presupuestarios, condición difícil de cumplir para cualquier Gobierno que trate de reducir el actual déficit de 163.000 millones de libras (187.500 millones de euros). Sin embargo, señala el periódico, los tories de David Cameron creen que, pese a sus inconvenientes, la opción regionalista sería en todo caso preferible a llegar a un acuerdo con los liberal-demócratas, que insisten en la reforma electoral como condición para aliarse con ellos o con los laboristas.

Muchos parlamentarios y votantes conservadores se oponen radicalmente a los deseos de los liberal-demócratas de Nick Clegg de cambiar el tradicional sistema electoral británico, por el cual sólo el partido que gana un mayor número de votos en una circunscripción elige al diputado, por otro más proporcional.

En su opinión, los liberal-demócratas, que en los últimos sondeos se sitúan en segundo lugar, detrás de los conservadores y por delante de los laboristas del primer ministro, Gordon Brown, quieren reformar el sistema para tener la llave del gobierno, aliándose con uno u otro partido, según sus intereses. "Está claro que (Nick Clegg) quiere convertir en rehén a todo el país sólo para beneficiar a los liberal-demócratas", critica Cameron.

los "tories" toman ventaja Un sondeo que publicaba ayer el diario The Times indica que el miedo que Cameron trata de meter a los electores en relación con los peligros de un empate parlamentario ha comenzado a surtir efecto. Así los tories han ganado cuatro puntos, según ese sondeo, y obtienen un 36% de la intención de voto, los liberal-demócratas pierden tres y logran un 28% mientras que los laboristas pierden también uno y se quedan en un 27%.

Sin embargo, otro sondeo para la cadena de TV ITN atribuye a los tories un 33% y empata a laboristas y liberal-demócratas con un 29%, lo que daría a estos últimos realmente la llave del futuro Gobierno.

El primer ministro británico, Gordon Brown, calificó a una votante de "mujer intolerante" cuando aún tenía el micrófono puesto, mientras hacía ayer campaña en Inglaterra.

Gillian Duffy, de 65 años de edad, le hizo a Brown preguntas desafiantes sobre temas como la inmigración, el crimen y la economía mientras hablaban en la localidad de Rochdale, en el norte de Inglaterra. Al término del intercambio verbal y tras meterse en el automóvil oficial, Brown no se dio cuenta de que todavía tenía pinchado en el traje el micrófono de la cadena Sky News y se le escuchó decir que la conversación con Duffy había sido un "desastre". "Fue un desastre, nunca me debieron poner con esa mujer. ¿De quién fue la idea? Es ridículo", se le escuchó decir al primer ministro mientras hablaba con un colaborador suyo en el coche. Preguntado qué era lo que Duffy le había dicho, Brown contestó: "De todo, era una mujer intolerante". Al ser preguntada sobre el incidente, la mujer dijo a los medios británicos: "No he tenido ocasión de escucharlo todavía pero si eso es lo que él ha dicho es muy molesto. Estoy muy irritada". Tras conocer la polémica surgida, Gordonb Brown se apresuró a pedir disculpas y dijo que no había sido su intención ofender a nadie.