vitoria. La izquierda abertzale ilegalizada ha dado un nuevo paso en su intento de profundizar en su apuesta por encaramarse definitivamente a la vida política y ha comenzado a reunirse con partidos políticos y agentes sociales, culturales y sindicales para dar a conocer el nuevo proyecto político alumbrado tras el proceso de debate interno.

La intelligentsia de la extinta Batasuna ya ha materializado alguno de esos encuentros, mientras apura los contactos y los acercamientos con otras formaciones de cara a cerrar agendas.

Según ha podido saber este diario, el pasado 18 de marzo, una delegación de la izquierda abertzale tradicional mantuvo una reunión en Bilbao con representantes del PNV para socializar su nueva apuesta política y estratégica recogida en el documento Zutik Euskal Herria. La reunión se convocó a petición de la formación ilegalizada que mostró interés por estar con los jeltzales en tanto que se trata del primer partido en representatividad en Euskadi. Al mismo tiempo, buscan restablecer una relación que no se había producido desde hace tres años. La última reunión oficial al más alto nivel entre ambas organizaciones se produjo el verano de 2006 y en la misma participaron entre otros el entonces presidente del EBB Josu Jon Imaz, la ex secretaria de la Ejecutiva jeltzale Josune Ariztondo y el propio Iñigo Urkullu, entonces presidente del Bizkai Buru Batzar. Por parte de Batasuna, lideró la representación Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Arantza Santesteban.

La delegaciones de ambas organizaciones durante la reunión del pasado mes estaban encabezadas por Jone Goirizelaia e Iñigo Urkullu y en los encuentros también participaron otros dirigentes destacados de ambas formaciones. Durante el encuentro, los representantes de la izquierda abertzale ilegalizada admitieron que durante el proceso de debate interno han realizado una fuerte autocrítica.

En los últimos tiempos, han sido varias las voces internas que han admitido errores cometidos durante el último proceso de paz y las conversaciones de Loiola. Este hito, frustrado por el atentado de la T-4 de Barajas que se cobró la vida de dos ciudadanos ecuatorianos, supuso un punto de inflexión en la política vasca, pero también en el devenir de la izquierda abertzale histórica que se vio más acorralada que nunca política, social y judicialmente. Las reflexiones sobre una posible legalización de la marca electoral de la izquierda abertzale oficial también estuvieron sobre la mesa.

Y dejaron un vaticinio que desactiva muchas de las conjeturas que se están haciendo sobre el inmediato futuro político y electoral de la formación ilegalizada.

Han interiorizado -o al menos eso dan a entender- que no van a llegar a tiempo para las elecciones municipales y forales del próximo año, aunque también dejan claro que no arrojan la toalla y que van a apurar sus posibilidades para estar en las urnas. Tal y como adelantó este diario en su edición del pasado sábado, la izquierda abertzale tradicional se ha visto obligada a ralentizar la puesta en marcha de su nuevo proyecto político y estratégico resultante del último proceso de debate. Esta idea también quedó reflejada durante el encuentro con los jeltzales, ya que reconocieron que la clave son sus propios ritmos internos, no los condicionamientos externos.

La vía posibilista liderada por Otegi pretende arrastrar en bloque y con el mínimo de fisuras al conjunto del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), pero las resistencias internas son evidentes y dificultan y frenan la unidad y el avance hacia una estrategia común y compartida.

En este punto, aparece el fantasma de la escisión que, según las fuentes consultadas, provoca pavor y parálisis entre los dirigentes de la formación ilegalizada alineados con Otegi. El detonante de esa escisión sería un atentado de ETA que haría saltar por los aires el proyecto iniciado por los posibilistas y, quizá, hasta la férrea unidad que ha caracterizado a la izquierda abertzale. En cualquier caso, de producirse un atentado -posibilidad que no descartan del todo-, descartarían alinearse con el resto de los partidos políticos y condenar o rechazar dicha acción. En su empeño por divulgar más allá de su propio mundo el proyecto para la legalización de su marca -una de cuyos pilares es el denominado polo soberanista, en el que cuenta con la complicidad activa de EA-, la izquierda abertzale ha sondeado a otras formaciones.

Lo ha intentado con Aralar, con quien ha mantenido algún contacto para cerrar una reunión al objeto de transmitir sus posiciones y restablecer unas relaciones que en los últimos años no han sido precisamente cordiales. Desde la formación liderada por Patxi Zabaleta se asegura que no habido reunión alguna con la organización política ilegalizada. Aralar siempre ha mantenido una actitud abierta ante Batasuna, por lo que no se descarta que dicho encuentro pueda producirse. Tampoco Hamaikabat ha mantenido reunión alguna con dirigentes de Batasuna.

No se conocen contactos ni reuniones con los partidos constitucionalistas, aunque algunas informaciones señalan algún tipo de contacto o sondeo para medir la temperatura por parte del PSE.

El presidente de esta formación, Jesús Eguiguren, ha sido en los últimos años la persona que ha mantenido el hilo con el mundo de Batasuna, especialmente con Arnaldo Otegi, para intentar madurar un acercamiento.