vitoria. El presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, se reunieron el pasado 6 de abril en Madrid a petición del primero, para conocer la disposición del partido jeltzale a seguir colaborando con los socialistas en tan delicada coyuntura política.

De la reunión, que tuvo como sede el palacio Zurbano, se concluye que el PNV desconfía de la lealtad de Zapatero al apoyo jeltzale. Sin embargo, el presidente español espera seguir contando con los nacionalistas en uno de los momentos más espinosos de la legislatura, con un índice de paro galopante y con España en lo alto del negro ranking de países más afectados por la crisis económica.

Fuentes conocedoras de la reunión han explicado a este diario que el presidente español está preocupado por el alejamiento que mostró el PNV hacia el plan de medidas anticrisis del ejecutivo socialista. Zapatero quiere contar con la colaboración del PNV, por lo menos hasta las elecciones catalanas, cuando podría entrar en juego la opción de Convergencia i Unió, su sorprendente muleta para sacar adelante la enmienda Florentino o con su oferta de pacto de Estado contra la crisis.

En el PNV hay gran descontento hacia los incumplimientos de Zapatero. Los jeltzales entienden que la respuesta a su colaboración con el gobierno socialista ha sido una iniciativa, como es la polémica enmienda Florentino, que genera gran inquietud por el futuro de las grandes compañías en Euskadi y que incumple el compromiso de no modificar la normativa que regula el control societario de grandes empresas como Iberdrola.

El descontento de los nacionalistas se ha traducido en una falta de confianza que habría detectado el propio Zapatero y que explicaría la reunión para tratar de reconducir la situación y no perder el necesario apoyo del PNV. En esta línea, las mismas fuentes aseguran a este diario que el presidente socialista habría asegurado a Urkullu que las compañías amenazadas por la enmienda Florentino no abandonarán Euskadi.

En el marco del acuerdo comprometido entre ambas partes durante la negociación de los pasados Presupuestos Generales del Estado y que el PNV entiende que ha sido incumplido se incluye también el traspaso de las Políticas Activas de Empleo, que se han convertido en la cruz estatutaria de Patxi López. El lehendakari ha visto como su partido en Madrid comprometía la transferencia a su supervisión por parte del PNV. Y como el PNV no comparte las condiciones del traspaso, para la que reclama una cuantía económica superior a la fijada por los Gobierno centrales y vasco, esta sigue sin materializarse. El Gobierno Vasco quiere la competencia cuanto antes, pero los nacionalistas entienden que tal y como vendría ahora a Euskadi se trata de "mercancía averiada"

La reunión también sirvió para abordar la grave situación económica española. Rodríguez Zapatero y Urkullu compartieron diagnóstico sobre los pésimos indicadores del último trimestre de 2009, aunque el presidente español mostró su esperanza en una lenta pero constante recuperación de la economía, a pesar de reconocer que será muy difícil aligerar la gran bolsa de desempleados.