Londres. Los dos grandes partidos británicos, el Laborista y el Conservador, intentaban ayer sobreponerse al golpe que supuso la incontestable victoria del líder del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, en el primer debate televisado de la campaña ante las elecciones del 6 de mayo. El efecto Clegg ha dado un vuelco a la campaña que no esperaban ni laboristas ni conservadores, que ya piensan en una nueva estrategia. La primera consecuencia del debate televisivo, el primero en la historia británica, es que los liberal demócratas son ya los segundos en intención de voto, por detrás de los conservadores y por delante de los laboristas. La situación de los laboristas del primer ministro, Gordon Brown, es insólita, porque hasta ahora nunca un partido en el Gobierno había caído al tercer puesto en la intención de voto durante una campaña electoral.

"De repente estamos en aguas desconocidas. Cuando las cenizas volcánicas de este debate se hayan asentado, lo interesante será ver quién sale peor parado, los laboristas o los tories", manifestó el presidente de de la empresa encuestadora YouGov, Peter Kellner. La inesperada fortaleza de los liberal demócratas ha desatado las alarmas en los cuarteles de campaña, por mucho que digan públicamente que sigue siendo una carrera de "dos caballos", en palabras de Brown. Especialmente preocupante es la situación para los tories, que llegaron a tener una ventaja de 15 puntos sobre los laboristas a principios de año y que serán los principales perjudicados si el partido de Nick Clegg confirma estos datos en las urnas.

Cuentas electorales Si los liberal demócratas superan el 25% del voto es casi seguro que no habrá una fuerza mayoritaria en el Parlamento británico (algo que no sucede desde 1974). Un alianza entre conservadores y liberal demócratas es tan factible como mezclar agua y aceite, y la posibilidad de lo que en este país se conoce como un hung Parliament (un Parlamento colgado o sin mayoría) podría favorecer a los laboristas.

Las matemáticas electorales británicas, en cuyas 650 circunscripciones el ganador sólo necesita un voto más que el resto de candidatos para ganar todo el territorio para su partido, abrirían incluso la posibilidad de que los laboristas siguieran en el poder cinco años más siendo la tercera fuerza más votada.