VITORIA. La presidencia de turno de la Unión Europea no ha llegado en el mejor momento a José Luis Rodríguez Zapatero.

Tengo que confesar que no. Ha estado marcada por la crisis griega y, en esta situación, el liderazgo económico no era fácil. Primero, porque no somos un país ejemplar, y, segundo, porque en materia del euro Alemania y Francia mandan mucho.

Además, España está en el furgón de la cola de la UE.

Estamos en un momento económico muy delicado y pienso que España tiene varios años de esfuerzo colectivo pendiente para ser un país económicamente más competitivo. Le esperan cuatro o cinco años difíciles de trabajo, de políticas de reformas, y eso es nuestro gran reto como socialistas. El PSOE se juega su futuro en su capacidad para dar confianza a la ciudadanía, de poner a España donde se merece.

¿Zapatero debe repetir como candidato del PSOE a la presidencia?

Creo que se va a presentar a la reelección seguro.

¿No le va a pasar factura en las urnas una legislatura marcada por la crisis?

Su responsabilidad es agotar la legislatura, encontrar el rumbo del país para el crecimiento y la creación de empleo. Rodríguez Zapatero tiene chance para poderse presentar como un presidente capaz y de que pueda volverle a ganar a un Mariano Rajoy que, por un lado, está lastrado por su partido, y, por otro, por su incapacidad para ayudar contra la crisis.

Sindicalista, delegado del Gobierno español, vicelehendakari,... ¿Con qué periodo de su extensa carrera política se queda?

Las etapas de Gobierno en coalición con el PNV son las que me han producido una satisfacción íntima mayor.

¿Y cuál es la de cal?

Los atentados y el contacto con las víctimas del terrorismo. He asistido a cerca de trescientos funerales de víctimas de ETA y nunca me olvidaré del dolor enorme que he compartido con ellas.

¿En Europa se acaba su carrera política?

En principio, éste es mi destino final.

¿Se vive más tranquilo alejado de la vorágine del Congreso?

Aquí hay mucho que conocer. Europa es una gran desconocida, que tiene en su seno enormes potencialidades y una problemática brutal. Si uno se enamora de esta bella señora que es Europa también le echa emoción.

Pero esa bella señora no pasa por su mejor momento.

No, sin duda. Es una evidencia que estamos atravesando un periodo muy complicado en Europa. La razón fundamental es que hemos perdido la ocasión de seguir entusiasmando a los ciudadanos con la idea europea. Al mismo tiempo, creo que hay una reaparición de neonacionalismos, de los nacionalismos estatales preocupantes e incompatibles con lo que es el proyecto europeo.