varsovia. Los restos de 34 de los 96 fallecidos en el accidente aéreo que sufrió el avión presidencial polaco en Smolensk (Rusia) el pasado sábado llegaron ayer al aeropuerto de Varsovia, donde los esperaban familiares y representantes políticos. Tras la sucesiva llegada de los cuerpos del presidente, Lech Kaczynski, su esposa María, el último presidente en el exilio, Ryszard Kaczorowsky, y otras 30 víctimas la pasada tarde, son ya 67 los cadáveres que han sido repatriados a Polonia.
En muchos casos la identificación de las víctimas ha sido posible por la inspección ocular realizada por familiares en Moscú, aunque han sido frecuentes los casos en los que ha habido que recurrir a análisis de ADN para tener absoluta certeza sobre la identidad de los fallecidos.
Tras una breve ceremonia en el aeropuerto, los féretros fueron trasladados al Palacio de Deportes de Torwar de la capital polaca, donde se ha improvisado una capilla ardiente en la que ya se encontraban otros treinta ataúdes.
Horas antes habían aterrizado en Varsovia los restos mortales del que fuera el último presidente polaco en el exilio (1989-1990), Ryszard Kaczorowski, también fallecido en Smolensk. A pie de pista esperaban familiares y una pequeña representación militar, religiosa y política con el presidente del Parlamento y jefe de Estado en funciones, Bronislaw Komorowski, a la cabeza. "Gracias, gracias en tu último día de servicio a Polonia", dijo Komorowski en su intervención, mientras poco después su viuda Ryszarda se arrodillaba ante el féretro, que besó entre lágrimas, para seguidamente recibir las condolencias del primer ministro, Donald Tusk, y varios miembros de su gabinete. Tras el pequeño acto en el aeropuerto, el féretro de Kaczorowski partió hacia el palacio Belwedere de Varsovia, donde se instalará la capilla ardiente.