El depuesto presidente de Kirguizistán, Kurmanbek Bakíev, refugiado en el suroeste del país, anunció ayer que está dispuesto a negociar las condiciones de su renuncia con las nuevas autoridades, aunque reconoció que teme por su vida. "Si quieren que renuncie, deben explicarme qué recibiré a cambio, y para ello hay que reunirse y negociarlo", afirmó.
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