vitoria. La proximidad del Aberri Eguna, fecha propicia para los anuncios que pretenden tener trascendencia en la escena política vasca, los movimientos generados alrededor del proceso de reflexión culminado por la izquierda abertzale tradicional, y la reciente declaración de Bruselas por la que destacados líderes internacionales pretenden impulsar un escenario de diálogo en el País Vasco, alimentan las expectativas de que ETA haga público un nuevo comunicado; quizá el que sirva para poner las bases del fin de la violencia en el País Vasco. Y ante esta posibilidad, los partidos políticos siguen dibujando sus posturas.
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, subrayó ayer que, si ETA hace una declaración de este tipo aprovechando "una fecha señalada" como la de este domingo, y con ella quiere abrir un nuevo tiempo, deberá utilizarla para anunciar claramente un "cese definitivo de la violencia", porque un alto el fuego temporal "no vale" después de "50 años de sufrimiento, tragedia nacional" y procesos de diálogo frustrados. "ETA tiene que empezar por el final, que es el anuncio del cese definitivo de la violencia", zanjó.
Entrevistado en Radio Euskadi , Urkullu mostró su deseo de que haya "un mensaje claro y nítido" de este tipo, o bien la izquierda abertzale ilegalizada aproveche la actual coyuntura para plantarse ante la organización y ser por fin ella quien le pida que se haga a un lado de forma sincera, clara y nítida.
"Alto el fuego verificable" Pero la semántica es un terreno que no queda al margen del debate político, y en algunas ocasiones, como en ésta, toma una especial relevancia.
Así se explica que el secretario general de Eusko Alkartasuna, Pello Urizar, definiera los límites de sus coincidencias y discrepancias ante el discurso del PNV con el matiz de sus discursos. Urizar coincidió con Urkullu en pedir a ETA que "se moje" dando "el siguiente paso" y avalando así la apuesta por el uso de vías exclusivamente políticas y democráticas que la izquierda abertzale ilegalizada cerró en Alsasua. Pero, en ese mojarse, Urizar sustituyó el mensaje de "empezar por el final" defendido por el líder jeltzale -y la víspera, por cierto, también por la portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia- por la exigencia de que la organización declare "un alto el fuego verificable por un organismo independiente, a poder ser internacional"; una formulación con la que recuperó el pulso de los apoyos internacionales que intercedieron en Loiola, o el de quienes "se van a mojar" ahora, como afirmó pensando en la declaración de Bruselas.
En todo caso, ambos dirigentes coincidieron sin apenas matices en su crítica cerrada contra los efectos y las intenciones que puede esconder la reforma de la Ley Electoral que PSOE y PP impulsan desde el Congreso de los Diputados. Para Urkullu, que ya ha expresado durante toda la semana su rechazo a la reforma, quizá sea también un modo de encubrir sacando músculo la sospecha arrojada por Jaime Mayor Oreja sobre una hipotética nueva negociación entre el Gabinete Zapatero y ETA. Para Urizar, resulta "curioso" que se cierre la vía política que se pide que elija el MLNV, aunque no "preocupante", por cuanto "EA va a cumplir la legalidad siempre", aun sin "temer tampoco" lo que la Justicia pueda decidir si profundiza en la colaboración con otras fuerzas independentistas, algunas de ellas ilegalizadas.