Las negociaciones entre el Gobierno tailandés y los cabecillas de los miles de manifestantes que exigen la disolución del Parlamento, concluyeron ayer sin un acuerdo, aunque con el compromiso de continuar con el diálogo para encontrar una solución a la crisis política. La reunión tuvo lugar después de dos semanas de protestas en Bangkok y de que durante el fin de semana al menos cinco personas resultaran heridas en distintos ataques con granadas u otros artefactos explosivos.
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