Vitoria. Al intercambio de cartas y la creciente tensión entre Lehendakaritza y Sabin Etxea asiste como testigo de excepción el socio preferente del PSE-EE, el PP vasco, que de momento observa la pugna desde la barrera y utilizándola como argumento político para afear a sus protagonistas. Su presidente, Antonio Basagoiti, acudirá el próximo miércoles a una reunión con el lehendakari, él también, en un ambiente enrarecido por el malestar de los populares -a tenor de la reacción de su secretario general, Iñaki Oyarzábal- en torno a la gestión que el Departamento de Educación ha hecho para asegurar la libre elección de modelos lingüísticos en las matriculaciones recién concluidas.
Oyarzábal ayer no dudó en afirmar que la consejería de Isabel Celaá no ha cumplido los compromisos adoptados en materia educativa en el Acuerdo de Bases suscrito por ambas formaciones. Un tema que sin duda estará sobre la mesa en la reunión de la semana que viene, igual que la demanda que Basagoiti hará al lehendakari de que se materialice la transferencia de las políticas activas de empleo antes del 1 de abril, fecha que se antoja casi imposible teniendo en cuenta que hace sólo un par de semanas el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, situaba el cierre del acuerdo para finales de este año y el matiz que días después hacía la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, situaba el acuerdo entre ambos ejecutivos antes de la negociación presupuestaria de cara a 2011.
Entretanto, Basagoiti instó a socialistas y jeltzales a que "dejen de dar el rollo y que se ocupen de los problemas del país, que poco importan los temas de imagen del PSE o de obsesión del PNV con el Plan Ibarretxe, que es en lo que está".