Paz y tranquilidad, que no cunda el pánico. Eso es lo que el PNV parece pedir últimamente a quienes comienzan a apremiarle para que nombre a sus candidatos para las próximas elecciones municipales y forales, para las que aún falta casi un año y medio, pero a cuyo asalto ya se han lanzado sus principales rivales electorales, PP y PSE.
La próxima cita con las urnas está viniendo precedida de una precampaña extraordinariamente larga principalmente por dos motivos: uno, que los comicios pueden entenderse en parte como la reválida del cambio, como el mejor indicador para ver cómo va reaccionando la ciudadanía al gobierno que está protagonizando el PSE acomodado en los votos del PP. El otro, que las distancias entre partidos están muy justas en instituciones de muchísimo peso, y que cada voto podría ser vital para determinar en qué posición está cada uno a la hora de forjar los acuerdos postelectorales que los resultados hagan posibles -o necesarios-. Y en este contexto, los partidos no quieren sorpresas y afilan todas sus armas electorales; una de ellas, la proyección pública de sus candidatos.
Así, en las filas populares, Javier de Andrés y Javier Maroto van ganando presencia, del mismo modo en que lo hacen en el PSE Txarli Prieto y el actual alcalde, Patxi Lazcoz, cuya imagen está inmersa precisamente en una particular campaña de fomento que busca a través de entrevistas en los medios de comunicación y visitas de ministros y consejeros de los gobiernos español y vasco -cuyos presidentes son por primera vez del mismo partido que el alcalde- devolverle lustre tras una legislatura de duro enfrentamiento con el PP y poca capitalización del mandato en forma de grandes proyectos.
Pero en el PNV se niegan a "ponerse nerviosos" y entrar "en ese circo", como ayer subrayó su presidente alavés, Iñaki Gerenabarrena.
Después de muchos años en los que gobernó tanto el Ayuntamiento de Vitoria como la Diputación Foral de Álava, la formación jeltzale perdió pie en este territorio con la llegada de Alfonso Alonso y Ramón Rabanera y ahora trata de recobrar su liderazgo en estas dos instituciones en las que en las hace cuatro años sólo pudo ser tercero.
Está confirmado que Xabier Agirre será el elegido para volver a liderar la plancha foral aportando la experiencia de gobierno de esta legislatura. Pero en el ámbito municipal todo está mucho más confuso. Se han barajado los nombres de la actual portavoz jeltzale en el consistorio gasteiztarra, Malentxo Arruabarrena y el del ex candidato foral Álvaro Iturritxa, que resultó el más votado hace ocho años pero se quedó sin ocupar el sillón presidencial por el acuerdo PP-PSE, aunque también podría aparecer un tapado que, en todo caso, tendría que recorrer un largo trecho para hacerse reconocible como candidato en el imaginario de los electores. Y el PNV no se decide a resolver esta incógnita.
Gerenabarrena resolvió ayer la papeleta al defender que las elecciones no son "sólo de personas", como acusó de plantear a populares y socialistas, sino que deben centrarse en el debate de fondo, en el de los proyectos que defiende cada formación. Y en eso quiere hacer hincapié el PNV, sobre todo en tiempos de crisis como los actuales, pasando por encima del debate sobre los nombres. De lo contrario, "mal vamos", subrayaba el dirigente jeltzale en Álava, empeñado en medir especialmente bien sus pasos por mucho que otros comiencen a apremiar.