BILBAO. El comando "legal" (no fichado) al que supuestamente pertenecía Beobide comenzó sus actividades el 17 de abril de 2008 haciendo estallar un maletín cargado de explosivos en la sede del PSE del barrio de La Peña. La explosión provocó heridas leves a siete ertzainas que estaban evacuando a los vecinos de los inmuebles cercanos, además de causar daños materiales importantes tanto en la Casa del Pueblo como en los inmuebles contiguos.

El 8 de junio, Beobide y sus compañeros, supuestamente, se introdujeron dentro del recinto de los talleres del diario El Correo, en Zamudio, y colocaron una mochila cargada de explosivos que estalló a las tres de la madrugada cuando medio centenar de empleados se encontraba en su interior. El atentado no causó daños personales, pero si cuantiosos destrozos en el edificio.

El 20 de julio, la célula terrorista colocó otras cuatro bombas, dos en playas de la localidad cántabra de Laredo y otras dos en arenales de Noja con el objetivo de causar daños en los intereses turísticos y económicos. Una de las explosiones de Noja lanzó una piedra al aire que alcanzó en la espalda a una mujer provocándole lesiones leves.

El último atentado tuvo lugar el 31 de diciembre y consistió en la explosión de un coche bomba cargado con 100 kilos de amonitol hace junto al edificio que alberga las sedes de EITB, Antena 3, Onda Cero, El Mundo, Deia y otras dependencias. El vehículo, una furgoneta Citroen Jumpy, fue estacionado a las nueve de la mañana junto a la fachada trasera del edificio y estalló a las once y cinco. Una hora antes un comunicante, en nombre de ETA, avisó a los bomberos de Bilbao mediante un mensaje grabado de la colocación del coche bomba. El aviso se realizó con el teléfono móvil del propietario del vehículo que había sido secuestrado poco después de las ocho de la mañana en Arrigorriaga.

La explosión ocasionó importantes daños materiales ya que destruyó toda la fachada acristalada. Los equipos técnicos no se vieron afectados y pudieron entrar en funcionamiento dos horas después de la explosión.

Unas semanas después de este atentado, los miembros del comando etarra se dieron a la fuga a Francia al creer que estaban siendo vigilados por la policía.