Vitoria. El Parlamento Vasco retomó ayer las sesiones plenarias tras el ensayo general vivido en la Diputación Permanente la semana pasada. La política vasca ha abierto el año zambullida en una prematura precampaña electoral y en una situación de tirantez en las relaciones entre el Gobierno de Patxi López y el primer partido de la oposición. Un clima de tensión política que no parece trasladarse del todo y por ahora a la actividad de la Cámara vasca. Los socialistas se encuentran el Legislativo en el mismo estado de balsa de aceite en que lo dejaron tras el debate presupuestario. La mayoría parlamentaria tejida con su socio preferente le garantiza plenos sin sobresaltos y eso que ayer dos de los acuerdos alcanzados cosecharon apoyos casi unánimes, concitando en ambos casos los votos de PNV, PSE-EE y PP.

El estudio de los campos electromagnéticos que podría producir la introducción de tecnología wifi en las aulas -que a iniciativa de Aralar obtuvo el respaldo de todos los grupos- y medidas para moderar el aumento del coste de la carne -aprobado con la única abstención de EA- son las dos propuestas que reflejan esa tranquilidad y aparente consenso en el plenario.

Ahora bien, cuando el debate roza terrenos menos reales, ese clima enrarecido que presidió, por ejemplo, la reunión de hace una semana entre el lehendakari, Patxi López, y el presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Iñigo Urkullu, sale pronto a flote. Dos momentos reflejaron ayer cómo son las actuales relaciones entre socialistas y jeltzales. En primer lugar, el debate sobre la propuesta de censurar el comunicado del Consejo de la Juventud de Euskadi tras la detención de 34 jóvenes el pasado 24 de noviembre por su supuesta pertenencia a Segi.

La iniciativa transada por socialistas, populares y UPyD reprueba a la dirección del Consejo por pedir la libertad de los arrestados al defender "el derecho que tienen las personas jóvenes del movimiento social Segi para reivindicar su modelo de sociedad y ejercerlo por medios públicos, democráticos y no violentos". Un terreno de juego en el que el PNV sacó a pasear su malestar por el rifirrafe de la semana pasada en torno a la implicación de anteriores gobiernos en la lucha contra ETA, a pesar del compromiso que Urkullu dijo haber recibido del lehendakari el viernes pasado para "la no utilización política de la política antiterrorista". Precisamente, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, protagonizó ayer en el Pleno varios apartes con representantes del PP -Antonio Basagoiti, Iñaki Oyarzábal y Carlos Urquijo-, pero también con el burukide Andoni Ortuzar y con el socialista José Antonio Pastor.

Aparente fluidez de relaciones al menos que contrasta con el dardo que la parlamentaria jeltzale Jone Berriozabal dedicó a la bancada socialista, para recordar que la lucha contra el terrorismo "no es algo que inventó el Gobierno del cambio". "No deberíamos estar haciendo estas aclaraciones, pero se nos pone en duda", argumentó Berriozabal para justificar su rechazo a la iniciativa asegurando no estar de acuerdo con "algunas afirmaciones" del comunicado del Consejo de la Juventud. "Pero eso no significa que debamos seguir moviendo el tema", tema que a juicio de la aforada del PNV es "una excusa" para "poner en cuestión al Consejo".

El segundo momento de toma de temperatura de la relación de socialistas y jeltzales llegó en una iniciativa del PNV sobre las prioridades de Euskadi para la presidencia española de la UE, cuestión que adquiere mayor relevancia teniendo en cuenta la celebración la próxima semana en Donostia de una cumbre europea de ministros de Ciencia, Industria, Tecnología e Innovación. Los jeltzales volvían a reivindicar la presencia de Euskadi en las reuniones del Consejo Europeo que atañen a competencias exclusivas, propuesta que tenía algún punto común con la enmienda socialista, como la demanda de participación vasca también en el Ecofin, que se acabó cayendo en el acuerdo con el PP.

El texto aprobado correspondió a una enmienda transada entre populares y socialistas, después de un debate en el que el jeltzale Andoni Ortuzar se refirió al documento alternativo de PSE y PP como "la mejor demostración de que acertábamos en diciembre cuando decíamos que este Gobierno no tiene política exterior ni quiere tenerla".

No hubo referencia esta vez a las truchas y los peces de colores que nadaron en las intervenciones de Patxi López y Joseba Egibar en la Diputación Permanente. A cambio, Ortuzar se refirió al café, el descafeinado y la achicoria, que a su juicio es lo que se acabó aprobando: "La caducidad de la palabra del lehendakari es más corta que la de un yogurt abierto en el Sahara (...). Zorionak señor Basagoiti. Son ustedes los que mandan, les tienen ustedes bien pillados".

MIREN IBÁÑEZ

CRÓNICA PARLAMENTARIA