Vitoria. Enredados como están ya los partidos en esta curiosa precampaña que ha echado a correr a 16 meses vista de la cita con las urnas, dos de los primeros espadas de PSE y PNV alzaron ayer sus voces para intentar mermar desde ya las fuerzas de su principal adversario.

El secretario general del PSE alavés, Txarli Prieto, protagonizó una rueda de prensa destinada a ensalzar los pasos que ha dado un Gobierno Vasco que, en su opinión, ha hecho que la sociedad vasca haya madurado "política y socialmente de forma extraordinaria" y ha conseguido que en la actual Euskadi, desde la entrada de Patxi López en Ajuria Enea reinen "la estabilidad y la normalidad".

Para argumentar su lectura y buscar el cuerpo a cuerpo con los jeltzales, el dirigente socialista acudió al pasado reciente; un pasado que pintó de colores oscuros, contaminado por el "ruido político" que a su juicio inoculaba el PNV desde las instituciones y por el "virus" del debate identitario del que desmarcó la acción pasada y presente del PSE.

Y todo ello, le llevó a la conclusión de que hay que "celebrar" que se hayan desplazado estos obstáculos, así como que ya no se utilice "la política antiterrorista como elemento de confrontación entre los partidos".

Aplauso sin enredos Pero la enumeración de logros que atribuyó a la acción del gobierno socialista en estos últimos ocho meses no quedó ni mucho menos ahí, sino que, para Prieto, es de justicia que la sociedad reconozca también a López que existe diálogo social, que se esté revisando el modelo sanitario, que se promueva la educación trilíngüe, que se hagan infraestructuras, que se haya recuperado para la política a un PP que antes estaba "aislado", que el PNV "acompañe" las políticas del Gobierno contra la crisis aunque sea "a regañadientes", e incluso que estos dos partidos estén descongelando sus relaciones. "Es un escenario totalmente nuevo, del que estaba muy necesitado este país, y eso hay que resaltarlo". "A esto nos dedicamos los socialistas en Euskadi, y por eso reivindicamos el foco mediático para poner en valor nuestra actuación", concluyó.

En su discurso, Prieto buscó el reflejo del espejo en la figura del lehendakari Ibarretxe y el "virus identitario" que le acusó de inocular a los vascos. Así, aprovechó su fugaz reaparición para lanzar un dardo envenenado a la formación jeltzale enmarcándola en un intento de algunos sectores del PNV de mover la silla a Iñigo Urkullu, y concluyó su lista de críticas contraponiéndolas a la "estabilidad" que a su juicio ha propiciado el PSE al hacer de aquél tiempo en que se buscó un mejor encaje jurídico y político de las sensibilidades que conviven en Euskadi sea "irrecuperable".

dilapidar la herencia Desde el rincón contrario, el presidente del PNV en Bizkaia, Andoni Ortuzar, respondía castigando uno de los flancos más débiles de López al acusarle de "dilapidar la herencia de 30 años de la buena gestión económica" desarrollada por los anteriores ejecutivos presididos por la formación jeltzale.

Afianzando los pies del PNV en el terreno de la oposición, Ortuzar advirtió al Ejecutivo socialista de que sólo encontrará al PNV "en el camino" si pone en marcha "políticas agresivas" para luchar contra el desempleo en el marco de los acuerdos básicos que ambas formaciones buscan construir, mientras que "si sigue sentado sin hacer nada", recibirá su "crítica más dura".

Y para demostrar a su adversario por dónde pueden ir esas críticas, acusó a López de haber dejado "la responsabilidad de luchar contra la crisis en manos de Zapatero" y de estar permanentemente "mirando para otro lado sin hacer nada" mientras el paro afecta ya a 140.000 vascos, lo que, confesó, hace que el PNV esté "muy preocupado".