washington. Un hombre de 23 años de origen nigeriano intentó activar el pasado viernes un artefacto incendiario durante un vuelo procedente de Amsterdam que debía aterrizar en Detroit (EEUU) con 287 pasajeros a bordo. Sin embargo, el artefacto no llegó a explotar y el autor fue reducido por los pasajeros y la tripulación hasta que fue detenido.

Umar Farouk Abdulmutallab, que se encuentra ingresado en un hospital de Michigan debido a las quemaduras severas que sufrió en sus piernas durante el ataque, se atribuyó vínculos con Al Qaeda y aseguró que había recibido entrenamiento y medios para este atentado.

No obstante, las investigaciones sobre este intento de ataque terrorista apuntan a la posibilidad de que el autor pudo actuar realmente en solitario.

Los agentes del FBI que estuvieron tomando declaraciones al sospechoso y los investigadores han puesto en tela de juicio esta afirmación y manejan también la hipótesis de que pudo actuar inspirado por la organización terrorista, pero sin recibir órdenes ni entrenamiento de ella.

De momento, la Casa Blanca ha dicho que considera el incidente un intento de atentado terrorista.

Aunque el nombre del nigeriano no está incluido en el listado de la Agencia de Seguridad del Transporte, su nombre sí aparece en la lista del Gobierno estadounidense de sospechosos de terrorismo.

El sospechoso ha declarado que viajó a Yemen para hacerse con el artefacto explosivo y con las instrucciones para activarlo, posibilidad que está siendo investigada por las autoridades de ese país.

Los restos del artefacto han sido enviados a las instalaciones del FBI en Quantico, Virginia, para someterlos a análisis exhaustivos.

Mientras tanto, en la capital holandesa se investiga por qué las medidas de seguridad no fueron suficientes para advertir su desplazamiento, en tanto que la compañía aérea niega responsabilidades sobre el control de pasajeros.

El avión, un Airbus A330, que portaba el logotipo de Delta, era operado por la compañía Northwest, con la que Delta se fusionó hace unos meses.

Abdulmutallab, quien según las cadenas ABC News y NBC News, estudió ingeniería en la londinense University College London (UCL), trató de activar en sus piernas un artefacto incendiario o explosivo en el interior de la cabina de pasajeros, aunque sin mucho éxito.

Los pasajeros que permanecían en el interior del vuelo describieron momentos de pánico cuando el sospechoso intentó activar el artefacto y se produjeron algunas llamaradas en el interior de la cabina y se oyeron pequeñas explosiones, como de petardos.

reducido por los viajeros El sospechoso aparentemente logró pasar los controles al llevar adherido a sus piernas, con una cinta adhesiva, parte del material que iba a utilizar para activar el artefacto.

Ya en el avión, utilizó una jeringuilla para mezclar los productos químicos que portaba, algunos en polvo y otros líquidos. Uno de los pasajeros, Elias Fawaz, dijo a la cadena WDIV que se escuchó como "la explosión de un globo" y que después de empezó a oler a humo. Otro de los pasajeros, identificado por la cadena CNN como Jasper Schuringa, se abalanzó sobre el sospechoso para intentar inmovilizarle, con ayuda de la tripulación y de otros viajeros.

Schuringa dijo que algunos de los pasajeros gritaron "fuego, fuego!", mientras él salto sobre el sospechoso para intentar arrebatarle el artefacto y apagar las llamas con sus manos.

Tras arrancarle el aparato, trató de abrirle la ropa para averiguar si llevaba explosivos escondidos, mientras un miembro de la tripulación le ataba las manos.

Una vez se redujo al sospechoso, algunos viajeros aplaudieron la actuación de los voluntarios.

Tras este ataque, los aeropuertos internacionales, especialmente los europeos, han incrementado sus medidas de seguridad, en tanto que en EEUU, el Departamento de Seguridad Nacional alertó el viernes de que los pasajeros de aviones podrían sufrir un incremento en las medidas de seguridad para "mejorar la seguridad en los vuelos domésticos e internaionales".