El obispo de Donostia pide a la comunidad cristiana que sepa adaptarse al cambio que supone Munilla

donostia. A poco más de dos semanas de concluir su labor episcopal al frente de la iglesia de Gipuzkoa, Juan María Uriarte sigue haciendo balance de su labor pastoral en diferentes medios de comunicación. El jueves lo hizo en ETB, donde reconoció que le han hecho daño las acusaciones de connivencia con el terrorismo lanzadas contra la iglesia vasca. Además, Uriarte no se arrepiente de la labor de mediación que realizó entre ETA y el Gobierno español durante la tregua de 1998.

El próximo 9 de enero José Ignacio Munilla ocupará el cargo de Uriarte, un nombramiento contrario al sentir mayoritario del clero guipuzcoano. Según Uriarte, los curas, la comunidad cristiana y él mismo deberán "ir restañando la unidad" rota por la decisión de las autoridades vaticanas. Sin esa "unidad" a la que aludió el prelado, la vida eclesial "pierde un valor esencial".

Ayer, el obispo ofició la misa de Navidad en la catedral del Buen Pastor, una de sus últimas apariciones ante sus fieles antes de su jubilación y retiro. Aprovechó la ocasión para pedir a la comunidad católica guipuzcoana que sepa adaptarse al cambio que supondrá la llegada de José Ignacio Munilla. La víspera, ante las cámaras de ETB, Uriarte fue preguntado por su papel como mediador entre el Gobierno español y ETA durante la tregua de 1998. El actual obispo de Donostia recordó que contribuir a la pacificación era uno de sus grandes objetivos cuando se puso al frente de la Iglesia guipuzcoana y, a pesar del fracaso de las conversaciones, anunció que volvería a intermediar. "No estoy nada arrepentido de haber tomado parte en esto", aseveró.