Vitoria. Arnaldo Otegi ha dado un nuevo paso en su apuesta por sacar adelante la estrategia política por él liderada dentro del proceso de debate interno de la izquierda abertzale ilegalizada. El principal referente del denominado ala posibilista ha enviado, desde la prisión de Soto del Real (Madrid) en la que cumple condena, una carta a otro preso de la cárcel de Zuera (Zaragoza) en el que cuestiona la actitud cerrada del sector alineado con las tesis más duras y defiende las planteadas en la propuesta Fase politikoaren eta estrategiaren argipena (Clarificación la fase política y la estrategia) debatida entre las bases de la izquierda abertzale y posteriormente refrendada en la Declaración de Altsasu.

Según ha podido saber DNA de fuentes conocedoras de la situación, en la misiva Otegi redobla su apuesta por los principios de la Declaración de Altsasu y expresa al destinatario -un miembro de la organización armada preso en Zuera, a cuya identidad no ha podido acceder este diario- que cualquier estrategia política al margen de los principios de Altsasu conllevan el "enterramiento" de su futuro político.

El manuscrito también deja entrever las dificultades de Otegi para entender las posturas de los sectores más ortodoxos de la izquierda abertzale histórica que siguen apostando por la doble vía político-militar para avanzar en los objetivos de la autodeterminación y la "libertad" de Euskal Herria. Así, en un momento llega incluso a afirmar que el que no está con Altsasu, o no está en sus cabales o "trabaja para el enemigo".

Algunos comentarios expresados al reo de la prisión zufariense muestran la importante brecha abierta en el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), dentro y fuera de las cárceles, y permiten pensar que Otegi se está encontrando con serias reticencias a sus planteamientos también en el denominado frente de makos, en el que el Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) tiene un peso preponderante. Asegura haberse topado con el "glorioso colectivo", en referencia al citado EPPK, y muestra su disgusto con las encarteladas "y cosas de esas" realizadas por los presos contrarios a sus tesis.

La prisión de Zuera donde se encuentra el destinatario del escrito de Otegi se ha convertido, junto con la de Villabona (Asturias) en el último año en el lugar de acogida de los presos críticos con la línea oficial de ETA y del Colectivo de presos. Por la prisión zaragozana han pasado, entre otros, históricos dirigentes de la banda armada como Carmen Gisasola, José Luis Urrosolo Sistiaga, José Luis Álvarez Santacristina, alias Txelis, Kepa Pikabea, Francisco Mujika Garmendia, alias Pakito, Igor Martínez, Valentín Lasarte, Ignacio Arakama, alías Makario, o Santiago Arrospide. Gisasola y Urrosolo Sistiaga, además de una veintena de presos de ETA permanecen en la prisión zaragozana. Ambos fueron expulsados por el Colectivo de Presos tras la publicación de una carta en la que mostraban sus diferencias con la ruptura del alto el fuego de la organización armada en el último proceso de resolución, lo que dio al traste con las conversaciones de Loiola.

El último en ser trasladado a este centro penitenciario ha sido Felipe San Epifanio, el pasado 20 de noviembre. San Epifanio fue diputado en el Parlamento Vasco por Herri Batasuna entre 1987 y 1990. Un año después huyó a Francia por su vinculación con un comando de ETA, y allí fue detenido hasta su extradición al Estado español.

Los dos presos se subían así al tren de los disidentes en el que ya viajaban Txelis, Pikabea o Pakito, quienes, aunque por motivaciones diferentes, ya habían dado el paso de criticar internamente el mantenimiento de la estrategia armada y el recurso a la violencia y a los atentados.

CORRESPONDENCIA OFICIAL Lo llamativo de la misiva, sin embargo, no es tanto el contenido de la misma. Es lógico que Otegi defienda sus postulados incluso en prisión con el mismo denuedo que lo ha venido haciendo fuera durante el proceso de debate interno. Pero no suele ser normal que la correspondencia o los mensajes entre los presos sea enviada por el conducto oficial del centro penitenciario, sino a través de familiares para garantizar la intimidad y la confidencialidad. El hecho de que haya optado por esta vía denota que el remitente asume que la dirección del centro o Instituciones Penitenciarias va a acceder al contenido de la carta y, por tanto, corre fundados riesgos de poder ser aireado y publicitado.

Al optar por este procedimiento, se puede entender que Otegi pretende visualizar y remarcar que su apuesta es firme y decidida, pese a las presiones recibidas desde el sector más duro. Sería, además, un gesto importante para un número significativo de presos que, aunque en público no se manifiestan, en privado secundan las tesis más posibilistas y contrarias a la continuidad de la vía armada y que reclaman que alguien desde dentro de las cárceles lidere el proceso.

De hecho, el debate en el MLNV sigue su curso con mucha viveza e intensidad. La pasada semana en algunas herrikos como la de Gernika se seguían convocando asanbladas para analizar la propuesta Estrategiaren argipena. Esta postura tiene enfrente la ponencia Mugarri, también redactada en octubre de este año, que aglutina al sector alineado en torno a los postulados más ortodoxos y proclives a la combinación de la lucha armada con la acción política.

En esta ponencia, los duros critican la estrategia desarrollada en los últimos años por la formación ilegalizada y, aunque participan de la necesidad expresada por Otegi de abrir un "nuevo ciclo político en Euskal Herria", señalan que "si la izquierda abertzale quiere ser eficaz y abrir un nuevo escenario, tiene que abordar la lucha armada desde la globalidad de su estrategia". La ponencia subraya que durante los últimos cincuenta años la actuación de la izquierda abertzale ha estado basada "en la estrategia político-militar".

Como ya avanzó este diario remitiéndose a fuentes conocedoras del proceso interno, la izquierda aber-tzale histórica prevé finalizar el debate el próximo febrero. En esas fechas, pretende presentar el documento definitivo sobre la estrategia a seguir en los años sucesivos y cerrar el debate abierto tras la ruptura de la tregua de ETA en junio de 2007. El proceso afronta ahora su momento culminante en el que los dos sectores, supuestamente, transaccionan posturas y pareceres y hacen valer su fuerza de cara a lograr una síntesis.

Otegi permanece en prisión desde el pasado mes de octubre, en una operación ordenada por la Audiencia Nacional en la que también fue detenido Rafa Díez Usabiaga y otras ocho personas, de las que cinco fueron posteriormente puestas en libertad.