sahara, en árabe, significa desierto. Y eso era y es hoy lo que a finales de los sesenta y principios de los setenta, se denominaba Sahara español y conocido en términos militares de entonces, como "El territorio". Pero el subsuelo y la franja pesquera estaba lleno de riqueza, una riqueza ambicionada por muchos, entre otros y sobre todo, por Marruecos.
Hassan II, rey de Marruecos, supo elegir con mucho acierto el momento para aumentar la presión: Franco enfermo y en las últimas y Juan Carlos, jefe de Estado en funciones por segunda vez, se veía también presionado por el "lobby" marroquí que actuaba con decisión en España. En esta incierta situación, Marruecos, con el apoyo de Estados Unidos - los mandos de la VI flota en aquellas aguas tendrían mucho que contar - inició la conocida Marcha Verde" mediante el traslado hacia el territorio de trescientas mil personas, civiles y militares.
Las Fuerzas Armadas españolas estaban perfectamente preparadas para repeler un ataque, pero otra cosa era detener a cientos de miles de civiles. Cediendo un poco de terreno, se organizó una línea de defensa con unidades acorazadas y un cerrados sistema de minas. Aunque hubo algunas escaramuzas, con víctimas mortales, no se llegó al choque y fue la diplomacia secreta de Juan Carlos la que resolvió el problema, contando con la mediación de Washington: la marcha verde llegaría a terreno del Sahara español, cedido por las tropas y retornarían a sus bases. Pero ¿Qué iba a pasar con el territorio? España se había declarado conforme con la resolución de la ONU de organizar un referéndum de autodeterminación. Por otra parte, en aquellos momentos, en las fuerzas españolas en el territorio existía una cierta confusión, pues se levantaban teniendo como enemigo al Frente Polisario - organización guerrillera favorable a la independencia apoyada por Argelia - y se acostaban con Marruecos, apoyado por Estados Unidos como enemigo.
Los planes de los estados mayores en Madrid, sobre los mapas, chocaban con la realidad en el territorio y sus abruptas costas que impedían un adecuado abastecimiento, sobre todo en una guerra larga y de desgaste. Existían tres posibilidades: mantener el territorio a toda costa ( con las consecuencias que se han señalado antes), iniciar un proceso de autodeterminación e independencia ( con lo que se instauraría un régimen de influencia no occidental "fronterizo" con un territorio español, Canarias) o ceder la administración a terceros. Y se optó por la tercera opción contra la opinión de la mayoría de los mandos de los ejércitos españoles - progresistas o conservadores- que admiraban la lucha del POLISARIO y sentían el abandono del Sahara a Marruecos como un deshonor. Pero cumplieron disciplinadamente las órdenes de abandono. Hubo un oficial que colocó una bomba en el Parador para que hiciera explosión a la entrada de los marroquíes, pero al ver que llegaban con mujeres y niños, lo confesó al mando y se desactivó. Otros les dejaron a los polisarios gasolina, libros de táctica y explosivos y hasta planimetría.
Por otra parte, la labor de algunos oficiales de la Unión Militar Democrática( UMD), liderados por Bernardo Vidal y Rafael Tejero, puso también su granito de arena al hacer creer al mando que las unidades del Sahara estaba copadas por la UMD. José María de Areilza lo cuenta en su libro "Seis meses al servicio de la Monarquía" cuando relata que el Rey Juan Carlos le dijo: cuidado, José María, con la retirada, que sé que hay mucha UMD entre las fuerzas del Sahara. Palabra de Rey.