moscú. Rusia y la OTAN abrieron ayer una nueva etapa en sus relaciones tras más de un año de tensiones por la guerra en Georgia con el compromiso de estudiar nuevos mecanismos de cooperación para la estabilización de Afganistán. "Hoy (por ayer), tras una serie de encuentros y decisiones adoptadas, pasamos a un nuevo nivel de relaciones", aseguró el presidente ruso, Dmitri Medvedev, durante su reunión en el Kremlin con el secretario general de la OTAN, Anders Rasmussen.

Medvedev atribuyó gran parte del mérito del inicio de esta nueva etapa al danés Rasmussen, que declaró nada más asumir el cargo que quería abrir una nueva página en la cooperación política y militar con el Kremlin. "El número de amenazas no ha decrecido, sino que ha aumentado. Quién podía imaginar que se podría reaccionar conjuntamente a un problema como la piratería", apuntó Medvedev.

Por su parte, Rasmussen explicó que había venido a Moscú para confirmar que una de sus prioridades es "reforzar la cooperación con Rusia y hacer todo lo posible para que ésta se cimente en unas relaciones de profunda confianza".

"Por supuesto, tenemos discrepancias en algunos asuntos pero, a pesar de todo, me parece que existe potencial para fortalecer la cooperación, especialmente en aquellas ámbitos donde tenemos amenazas comunes", dijo. Rasmussen destacó que la cooperación con la OTAN en Afganistán es vital para Moscú, ya que sería muy peligroso si ese país se convirtiera de nuevo en refugio seguro para el terrorismo, que se propagaría a Rusia a través de Asia Central.