roma. El temor a una nueva agresión contra Silvio Berlusconi similar a la que sufrió el pasado domingo en Milán llevó ayer la cuestión de la seguridad del primer ministro italiano al centro del debate político del país, que, lejos de calmarse, volvió a registrar altas cotas de tensión. En el segundo día que pasa el mandatario en el hospital "San Raffaele" de Milán (norte de Italia), en el que ingresó tras ser golpeado con una réplica en miniatura del Duomo (catedral), la agresión acaparó el protagonismo de la actividad del Parlamento de este martes, donde se abordó de lleno la seguridad de Berlusconi.

Mientras el ministro italiano del Interior, Roberto Maroni, comparecía ante la Cámara de los Diputados para ofrecer información sobre lo sucedido, la Comisión Parlamentaria para la Seguridad de la República (COPASIR) celebraba una reunión en Roma para analizar los datos facilitados por los servicios secretos del país.

Tras el encuentro, el presidente de la COPASIR, Francesco Rutelli, indicó que, según los servicios secretos, existe el riesgo de que una agresión similar pueda repetirse, dados los "muchos puntos de tensión" abiertos en Italia. "La vigilancia y protección deberá ser muy alta porque el riesgo de que un episodio tan grave pueda derivar en un aumento del peligro, y también en imitaciones de los hechos, es un riesgo que existe", subrayó Rutelli.

El desafío que queda ahora por delante para las autoridades es aumentar la "prudencia" que solicitan los servicios secretos italianos en torno a la seguridad de un Berlusconi, que, según el último parte médico, será dado de alta previsiblemente hoy.