vitoria. El retraso en el traspaso de las políticas activas de empleo ha supuesto un duro varapalo para el Gobierno Vasco. El lehendakari se ha sentido torpedeado por el PNV y maltratado por el grupo socialista en el Congreso, más preocupado por garantizar la estabilidad del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero que por los avatares de la política vasca.
En todo caso, el PSE mantiene que la competencia llegará a Euskadi en 2010 y por ello, a modo de autoafirmación, creará el 1 de enero el nuevo Lanbide, el Inem vasco llamado a gestionar esa transferencia de momento paralizada. La estructura estará así dispuesta para cuando se le pueda dotar de contenido, tal y como quedó ayer confirmado tras el debate de las enmiendas parciales al Presupuesto.
"El Ejecutivo, a pesar de las zancadillas puestas a sus esfuerzos en el traspaso de las políticas activas de empleo, ha mantenido su apuesta firme por esta herramienta con la creación de Lanbide, que será una estructura real a partir del 1 de enero", celebraron ayer en el PSE. También en esta cuestión los socialistas contaron con el respaldo de un PP que, sujeto a su pacto con el partido gobernante, votó en contra de su propio criterio. La parlamentaria popular Laura Garrido aseguró sin embargo que su formación "mantiene la coherencia con la posición" mantenida hasta ahora, contraria a que el futuro Inem cuelgue de la administración pública, pero esté sujeto a las reglas de la empresa privada.
En la práctica, la fórmula jurídica elegida trae consigo dos consecuencias. Por un lado, su funcionamiento será mucho más ágil, como defendió la responsable del PSE Joana Madrigal. Por otro, escapa al control parlamentario, lo que en su día dio lugar a escándalos como el caso Guggenheim. Todos los grupos menos el PSE mantienen esta opinión contraria a que Lanbide sea un ente público de derecho privado, a la que ayer se sumaron de forma visible los dos grandes sindicatos nacionalistas, ELA y LAB, concentrados frente a las puertas del Parlamento.
Además de la creación de Lanbide, el PSE cerró la jornada con otros logros de relevancia política, como el incremento en un 37% de las ayudas a las asociaciones de ayuda a las víctimas del terrorismo, que pasan de 400.000 a 550.000 euros.
Pero no sólo la aprobación de sus enmiendas supuso la reafirmación política de socialistas y populares, también lo hizo el rechazo a las de la oposición. Así, ambas formaciones negaron al PNV el aumento de la partida para Acción Exterior, recortada en un 40%, argumentando que hay otras prioridades. No quisieron, sin embargo, eliminar la partida de 300.000 euros para adquirir las nuevas insignias de la Ertzaintza, como también solicitaron los jeltzales.