roma. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, fue agredido y herido ayer al término de un mitin en la plaza del Duomo de Milán y tuvo que ser hospitalizado sangrando por la boca. Berlusconi fue sacado inmediatamente en un coche oficial del lugar en el que se celebró un mitin de su partido y le trasladaron a un hospital.

Según un primer diagnóstico de los médicos, el primer ministro sufrió una pérdida copiosa de sangre y una lesión interna y externa en la boca, así como daños en los dientes, pero en todo momento permaneció consciente. Berlusconi fue sometido a un tac como medida de precaución y por decisión médica permanecerá en observación durante 24 horas.

El incidente ocurrió después de que el primer ministro italiano bajase del estrado donde había pronunciado un discurso y se dirigiese a saludar a los asistentes al acto antes de subir al coche oficial, momento en el que un hombre, de entre 40 y 50 años, le arrojó una reproducción en miniatura de la catedral de Milán. Inmediatamente el asaltante fue detenido. Se trata de Massimo Tartaglia, un hombre de 42 años sin antecedentes penales y al que recientemente se le había retirado el carné de conducir. Según fuentes de la investigación, se encuentra en tratamiento psicológico desde hace 10 años.

El suceso se produjo después de que durante su discurso en el acto de su partido, el gobernante Pueblo de la Libertad (PDL), televisado en directo, el político fuera interrumpido por las protestas de un grupo de personas que le profirió gritos de "payaso" y "dimisión", lo que hizo que Berlusconi elevara su tono y les gritara, hasta en tres ocasiones, "vergüenza".

"Veis aquí: hay chicos que protestan. Veis por qué estamos aquí y estamos en la calle, porque nosotros estas cosas no las haremos nunca con vosotros", afirmó.

"Nosotros os dejaremos expresar vuestras cosas en un diálogo entre nosotros. Por esto nos debemos diferenciar de vosotros, porque vosotros querríais transformar Italia en una plaza chillona, que insulta, que condena. Vergüenza, vergüenza, vergüenza", añadió.

Durante el acto en el que Berlusconi volvió a sacarse del bolsillo varias de sus habituales bromas y arremeter contra la "izquierda marxista" italiana y los jueces, además el primer ministro reivindicó los éxitos de su Ejecutivo en la lucha contra la mafia. El político y empresario insistió además en las acusaciones de politización que viene lanzando con mayor frecuencia en los últimos días contra los jueces de Italia, sobre todo después de que el Tribunal Constitucional invalidara el pasado octubre la ley que le otorgaba inmunidad.

"El jefe del Gobierno, según lo describe la oposición es un monstruo. Pero no creo que lo sea, no sólo porque soy guapo, sino porque soy un buen tío", comentó el primer ministro italiano. "Entrecomillan frases que nunca he soñado con decir y hacen llover sobre mí acusaciones diversas", añadió.

En un momento de máxima tensión entre Il Cavaliere y los jueces, el partido que éste gobierna en Italia, el PDL está preparando una profunda reforma para garantizar la inmunidad judicial del primer ministro. Esta semana se presentará en el Parlamento y es tal la relevancia de los aspectos constitucionales que pretende tocar que deberá ser aprobada en referéndum. La denominada "ley escudo" de Silvio Berlusconi se haría efectiva cuando se reanuden los dos juicios por los que está imputado el primer ministro italiano. agencias