La "normalidad" que propugna el Gobierno de López poco tiene de "transversal", eso que tanto invocó el PSE en campaña. Ayer, la política de frentes volvió a reflejarse en el Parlamento a cuenta del Día del Estatuto.

¿Quién dijo transversalidad?

Ayer tocaba el Día del Estatuto. Un síntoma más de la "normalidad" que quiere instaurar en Euskadi el nuevo Gobierno de Patxi López y que nada tiene que ver con la "transversalidad" que tanto reclamó el PSE-EE antes y durante la campaña electoral. De hecho la tan manida "transversalidad" hace ya algunos meses que desapareció del diccionario socialista, exactamente desde que sellaron su pacto con el PP. Y ahora llaman "normalidad" a la política de frentes que López está propiciando junto al PP y que se refleja semana tras semana en el Parlamento Vasco, la última vez ayer a cuenta del Estatuto de Gernika, cuyo aniversario socialistas y populares quieren convertir en fiesta oficial en la CAV sin tener en cuenta la opinión del resto de formaciones -salvo UPyD-, que se niegan a celebrar un Estatuto "incumplido". ¿Quién dijo transversalidad?

Pero éste no es el único ejemplo de la "normalidad" que propugna el PSE-EE. Desde el minuto uno, Patxi López puso el sello constitucional a las instituciones vascas. Sustituyó la Biblia por la Constitución Española al asumir su cargo como lehendakari en la Casa de Juntas de Gernika, acto al que -sea dicho de paso- asistieron, por primera vez, responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españolas.

Después, llegaron los cambios en el mapa del tiempo, la retirada de la ikurriña de los uniformes de la Er-tzaintza, la presencia del Gobierno Vasco por primera vez en el desfile militar del 12 de octubre en Madrid y mañana, López pasará a la historia como el primer lehendakari que acude a los actos organizados con motivo del aniversario de la Constitución Española.

A esta política de gestos "normales" hay que sumar la colocación por doquier de banderas españolas, como la que colocaron los militares en el monte Gorbea o las 48 rojigualdas que acaba de comprar Ares por 60.000 euros para colocar en las dependencias de la Ertzaintza, y otras iniciativas relacionadas con la selección española, la vuelta ciclista a España o el mensaje navideño del Rey en ETB. La mayoría de ellas propuestas por el PP, que ya ha puesto nuevos deberes al lehendakari López en su asignatura diaria de eliminar del paisaje de Euskadi las señas de identidad vascas. Ahora le reta a rediseñar el actual escudo vasco, ya que lo considera anexionista por reservar uno de sus cuatro cuadrantes a Navarra por si decide algún día formar parte de Euskadi.

Después de siete meses, se puede aplicar a López el refrán "dime con quién andas y te diré quién eres". Y es que la "transversalidad" invocada hasta la saciedad por los socialistas para argumentar su rechazo al Plan Ibarretxe ha terminado convirtiéndose en un bloque excluyente que es, precisamente, lo que el PSE reprochaba al anterior tripartito del Gobierno Vasco. Y la "normalidad" que propugnan PSE-PP, en un esencialismo españolista, que será restituido el día que los nacionalistas vascos vuelvan a Lehendakaritza.