bogota. El ganador de las elecciones del pasado domingo en Honduras, Porfirio Lobo, aseguró ayer que su Gobierno no permitirá que "nadie meta sus narices" en los asuntos internos, incluido el mandatario venezolano, Hugo Chávez, y que no aceptará "imposiciones" de otros países porque Honduras lo que busca es "restablecer y normalizar nuestra relación con todos los países y lo que les pedimos es que nos respeten igual que respetamos nosotros".
Sobre el rechazo de parte de la comunidad internacional a los comicios por realizar en un Gobierno de facto, Lobo resaltó que su mandato está "en el marco de lo que es constitucional" porque fue electo en unos comicios convocados por "un tribunal electoral independiente" mucho antes del golpe de Estado del 28 de junio. "Dialogaremos con todos los sectores porque tenemos que apostar por la unión de la familia hondureña y no podemos detenernos en el pasado (...) Lo más importante es ver el futuro y buscar la unión del pueblo hondureño", destacó.
En cuanto a la postura de la Organización de Estados Americanos (OEA), el vencedor en las elecciones sugirió al organismo "revisar su posición" y aceptar los resultados. "Creo que tiene que ver las democracias no únicamente como un tema de elección, sino como un tema de ejercer la democracia en el poder", expresó.
Finalmente, Lobo dijo que será el Congreso el que decida el próximo 2 de diciembre sobre el futuro del depuesto Manuel Zelaya, de quien dijo que "ya es pasado". Recordó que tanto Micheletti como Zelaya firmaron en octubre el acuerdo de Tegucigalpa/San José en el que acordaron "someterse a lo que el Congreso decida" por tanto "tenemos que dejar" que sea el Parlamento el que "institucionalmente lo resuelva". Se espera que mañana tome una decisión sobre la posibilidad de que Zelaya regrese a la presidencia para culminar su mandato el próximo 27 de enero cuando deberá traspasar el poder al presidente electo en los comicios del domingo.