Moscú. El terrorismo, ya casi olvidado, volvió a irrumpir en la noche del viernes en la vida de los rusos con la explosión de un artefacto en el ferrocarril Moscú-San Petersburgo, que causó al menos 39 muertos y un centenar de heridos. Según explicó el jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB), Serguéi Bórtnikov en una reunión con el presidente, Dmitri Medvédev, la causa del descarrilamiento de los tres últimos vagones del tren de alta velocidad Nevski Express, fue el estallido de un artefacto explosivo de fabricación casera "y una potencia equivalente a siete kilogramos de trilita".
Aunque en un principio se creía que el siniestro se produjo a causa de un fallo técnico, a media mañana de ayer los equipos de investigación, compuestos por agentes del Interior y Seguridad de Moscú y San Petersburgo, hallaron elementos de la bomba, cuya explosión dejó en la vía un boquete de metro y medio de profundidad. Para facilitar su labor, fueron detenidas incluso las obras de levantamiento de los vagones desfigurados, bajo cuyos restos aún podían quedar personas.
La Fiscalía General anunció la instrucción de la causa de acuerdo a los artículos 3/205 (Atentado terrorista) y 222 (Tráfico ilegal de explosivos) del Código Penal de Rusia. Por el momento las autoridades del gigante euroasiático no han podido precisar quienes podrían ser los autores del atentado y ningún grupo terrorista ha asumido la autoría. "No disponemos de datos sobre la implicación de algún grupo extremista en la catástrofe del tren", dijo a la agencia rusa Interfax una fuente de la investigación.
al menos dos explosiones El número exacto de los afectados está por precisar", indicó Marina Grídneva, portavoz oficial de la Fiscalía General de Rusia. Apenas dos horas después de estas declaraciones, una nueva bomba hacía explosión en el mismo tren aunque esta vez sin causar víctimas.
La administración rusa cifra las víctimas en 39 muertos y 96 heridos, aunque "lo peor es que entre los heridos crece constantemente la cantidad de personas en estado grave", dijo la ministra de Sanidad, Tatiana Gólikova. Entre los afectados hay varios extranjeros y uno de ellos, un ciudadano italiano de 57 años que se encuentra en estado grave, debió ser trasladado en helicóptero a una clínica de San Petersburgo.
En total, sumando los pasajeros y los trabajadores del tren, viajaban 682 personas en el Nevski Express, que desarrolla una velocidad de hasta 200 kilómetros por hora y cubre en 4 horas y 30 minutos los 740 kilómetros que separan Moscú de San Petersburgo.
Segundo ataque A consecuencia de la explosión, los tres últimos vagones del tren descarrilaron a las 21.34 hora local del viernes a unos 25 kilómetros de la ciudad de Balogoye, en el tramo entre las estaciones Aleshinka y Uglovka, y a unos 100 kilómetros de la anterior catástrofe del Nevski Express. Y es que el de ayer es el segundo atentado terrorista contra este tren en poco más de dos años. El anterior se fechó el 13 de agosto de 2007, un atentado con explosivos que también provocó el descarrilamiento del Nevski Express.
Aquel ataque terrorista, que se produjo a menos de 100 kilómetros del actual y en circunstancias "muy parecidas", según el jefe de los ferrocarriles rusos, Vladímir Yakunin, dejó 60 heridos y causó daños valorados en unos 240 millones de rublos, más de 7,5 millones de euros al tipo de cambio de entonces.
La investigación oficial de entonces llegó a la conclusión de que al paso del tren estalló un artefacto explosivo de fabricación casera. Del atentado fueron acusados dos habitantes de la República Ingush, cuyo juicio continúa hasta hoy en día. Uno de ellos confesó haber transportado explosivos a la zona, pero negó su participación directa en el atentado y admitió haber calumniado al otro procesado.