berlín. El ministro alemán de Trabajo, Franz-Josef Jung, se vio ayer forzado a dimitir por un escándalo que se remonta a su etapa anterior como titular de Defensa, un cargo que nunca quiso, que desempeñó con secretismos, y que ha acabado costándole su carrera gubernamental.

Cuando hace un mes Jung asumió la cartera de Trabajo y Asuntos Sociales, todo indicaba que empezaba una fase más tranquila en su trayectoria en el gobierno, en el que entró catapultado desde la política regional y apadrinado por el barón del poderoso estado federado de Hesse, Roland Koch.

Jung ha tenido que dimitir ahora por haber ocultado informaciones relacionadas con el bombardeo del pasado mes de septiembre, ordenado por tropas alemanas en Afganistán y que contabilizó 142 víctimas. Al explicar su decisión, afirmó que había decidido dar este paso para no perjudicar a la tropa, cuyo bienestar, añadió, siempre fue un asunto en el que se volcó "de todo corazón".

El sentir entre la tropa, en cambio, era distinto, y Jung nunca llegó a ganarse el afecto de los soldados. Sobre todo de los soldados destacados en Afganistán que se sintieron poco arropados por un ministro que se resistió con vehemencia a utilizar la palabra "guerra" para describir la situación en Afganistán, algo que su sucesor, Karl-Theodor zu Guttenberg, hizo nada más asumir el cargo.

La dimisión de Franz Josef Jung ha servido para evitar una crisis de Gobierno a la canciller alemana, Angela Merkel, cuando acaba de estrenar legislatura. Poco dada a remodelar sus gabinetes, Merkel amenazaba con verse alcanzada por la crisis desatada por la política informativa del Ministerio de Defensa sobre ese bombardeo y, para cerrar capítulo y evitar males mayores, no puso obstáculos a la marcha de su compañero de partido. Jung, de 60 años, era el colaborador más estrecho de Koch, un personaje poderoso dentro del partido y uno de los eternos rivales internos de Merkel.

La caída de Jung se une a las forzadas dimisiones anteayer del inspector general del Ejército y jefe del Estado Mayor, Wolfgang Schneiderhan, y la del secretario de Estado de Defensa, Peter Wichert, a los que el nuevo ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, retiró su confianza.

fotografías comprometedoras Los analistas políticos coinciden en comentar que la impresión general es que Jung nunca tuvo el control sobre el Ministerio de Defensa en la pasada legislatura y que no sería capaz de controlar tampoco su nueva cartera de Trabajo y Asuntos Sociales.

Guttenberg comunicó este jueves que pocas horas antes había tenido conocimiento del informe oculto sobre las víctimas civiles del bombardeo que se produjo el 4 de septiembre pasado, cuando un caza estadounidense, a las órdenes de un militar alemán, atacó dos camiones cisterna que habían sido secuestrados por insurgentes.

La dimisión de Jung se aceleró en la mañana de ayer cuando Guttenberg anunció la existencia de, "por lo menos, otros nueve informes más" del Ministerio de Defensa que le habían sido ocultados hasta ahora sobre la operación en Afganistán, "de los que cinco hacen referencia a víctimas civiles".

El caso centró este jueves la sesión del Bundestag, en la que se debatió la participación del Ejército germano en las distintas misiones internacionales y dio pie en la mañana de ayer a una reunión extraordinaria de la comisión parlamentaria de Defensa, en la que la oposición pidió reiteradamente la cabeza de Jung.

Detonante de todo el escándalo fue una información publicada el jueves por el rotativo Bild en la que acusaba a Jung de ocultar información sobre el bombardeo, a la vez que publicaba en su web las imágenes tomadas por el piloto del caza antes de disparar y en la que podía apreciarse una multitud que rodeaba los camiones atacados.

Pese a la dimisión de Jung, la oposición socialdemócrata insiste en que se aclaren todos los detalles de la polémica operación militar a través de una comisión parlamentaria investigadora, exigencia que es apoyada por los Verdes y la formación de La Izquierda.