Vitoria. Cuando el Ararteko, Iñigo Lamarca, anunció hace unos meses que el 14,8% de los adolescentes vascos legitima en mayor o menor medida el uso de la violencia con fines políticos, abrió una caja de pandora que generó la reflexión en voz alta de toda la clase política, en Euskadi y más allá de sus fronteras. Ayer tocaba presentar de nuevo el informe, que analiza valores de todo tipo en la juventud vasca, y Lamarca abogó por zanjar una cuestión cuyo debate público ha ido más allá de lo que seguramente todo el mundo esperaba, pues al fin y al cabo los porcentajes de jóvenes y adultos que apoyan a ETA son prácticamente idénticos.

"En mi anterior comparecencia ya ofrecimos datos sobre las actitudes de los adolescentes ante ETA y los derechos humanos, y fue objeto de debate en esta misma Comisión", aseguró Lamarca en el Parlamento. El Ararteko considera que un tema tan delicado "debe preocuparnos y sobre todo ocuparnos a quienes estamos comprometidos con la defensa de los derechos humanos de todas las personas, pero me gustaría que, al menos en el debate de hoy, no ocultasen el resto de realidades, también preocupantes, que se analizan en este informe".

El texto en cuestión, que aborda la Transmisión de valores a menores en Euskadi, abarca de hecho aspectos como las conductas de los jóvenes ante la inmigración, la homosexualidad, el machismo o el papel de la familia y la escuela en su formación ética.

Sin embargo, y pese a que también mostraron su preocupación ante este tipo de temas, PSE, PP y Ezker Batua insistieron en mostrar su preocupación ante la actitud de los jóvenes vascos frente a ETA. El portavoz socialista en la Comisión de Derechos Humanos, Mikel Unzalu, recordó que en Euskadi existe un "núcleo radical violento, muy cerrado e impermeable", y abogó por "introducirse en ese mundo para romper su coraza protectora".

Por parte del PP, Ramón Gómez lamentó que "menos del 50% considere a ETA una organización terrorista", un dato que para el parlamentario "constata un fracaso social". Mikel Arana, de EB, mostró su preocupación por la "percepción sobre ETA" que tiene la juventud vasca, pero también ante aquellas opiniones reflejadas en el estudio y contrarias a garantizar los derechos de los etarras.

Tanto el PNV como Aralar eludieron abordar la cuestión y prefirieron ceñirse a otros aspectos del informe, como los relacionados con las actitudes machistas detectadas en los niños o la influencia de la escuela en la educación.