Vitoria. Esteban Ibarra tiene claro cómo combatir el neofascismo: "Necesitamos un proyecto compartido colectivamente, con sus matices y sus diferencias, pero un proyecto compartido de profundizar en la convivencia democrática y plural".
¿A qué atribuye el resurgimiento en Euskadi y Navarra de grupos de ideología fascista?
Tanto en el País Vasco como en Navarra han surgido grupos de carácter neonazi por una parte y de carácter fascista clásico de otra. En el caso de los grupos neonazis, existen webs que se definen nacionalsocialistas y que tienen una proyección en las principales ciudades. Hacen un discurso racial, xenófobo y hitleriano intentando contaminar a la ciudadanía. Y, por otra parte, está un fascismo de otro carácter ideológico más clásico, como el que puede representar Falange y Tradición, que es una escisión más extremista y que, en las detenciones que practicó la Guardia Civil, vimos que tenían munición de guerra, armas blancas y simbología nazi. Esto último es muy importante, porque se viene observando que hay una infección creciente, como en toda Europa, del neonazismo en las organizaciones clásicas de extrema derecha. Esta infección nazi supone levantar la bandera de la xenofobia, de la intolerancia extrema... Así que ese resurgimiento lo atribuimos simplemente a toda esta oleada que está viviendo en estos momentos Europa de revitalización de una nueva ultraderecha que se apoya en sedimentos antiguos, pero que está infectada con elementos neonazis.
Este grupúsculo tiene una violencia de persecución política. ¿Puede ser que creyera que iba a tener una cierta cobertura ideológica tras la salida de los nacionalistas del Gobierno?
Pero no van a tenerla. Y como prueba está que el Ministerio de Interior montó una operación para desmantelar ese grupo y fue puesto a disposición judicial. Lo más probable es que tengan un tratamiento, aunque no estén configurados como banda armada, de organización con actividades terroristas (art. 577 del Código Penal), por lo que dijo el fiscal jefe de la Audiencia Nacional hace mes y medio. Luego no creo que vayan a recibir ningún tipo de oportunidad ni parabién de ningún gobierno democrático, sea del color que sea.
¿Falange y Tradición ha surgido recientemente o es un grupo larvado hace ya tiempo?
Creo que son escisiones de otros grupos ultraderechistas y, a mi juicio, se vienen larvando desde hace tiempo. Porque estos grupos -lo venimos denunciando desde hace muchísimos años en general, no sólo respecto a Falange y Tradición- no han recibido por parte del Estado la atención de persecución, de sanción, que necesitan. De hecho, hemos calificado la actuación del Estado respecto a este tipo de grupos de indolencia.
¿Se mantiene esa actitud?
Por las operaciones y los resultados judiciales que se están teniendo, parece que está cambiando. Falange y Tradición se incorpora al carrusel de organizaciones neofascistas y neonazis desarticuladas en los últimos años.
La Falange, Falange de las JONS y Falange Auténtica se han desvinculado de ese grupo. ¿Realmente no guardan ningún tipo de relación?
Es muy importante y muy positivo que las Falanges se hayan desvinculado de este grupo, porque representa la contaminación nazi en una parte del sector que se reivindica falangista. FE JONS tiene su referente histórico que no pasa por el racismo y el neonazismo y Falange Auténtica acaba de sacar un comunicado pidiendo que no se la vincule con los grupúsculos neonazis, porque están haciendo un esfuerzo -compartamos o no su ideología- por diferenciarse del neonazismo. Ese esfuerzo de separación es importante.
En cualquier caso, los grupos neonazis están cada día más organizados.
Ése es el problema. Hay que distinguir entre la antigua extrema derecha y la nueva ultraderecha. La nueva ultraderecha viene muy fuerte. Y viene con un impulso, especialmente en Europa del Este, de organizaciones internacionales neonazis con muchos recursos económicos. Tiene un discurso: frente a la globalización, Estados homogéneos étnicamente. Y apuntan a reconstruir Europa en una perspectiva moderna de recuperación de las tesis hitlerianas.
¿Moderna?
Digo moderna porque no es milimétricamente exacta al pasado. Esa nueva ultraderecha es distinta a la extrema derecha nacional, católica, que ha vivido y sigue viviendo en todo el territorio español. Esa nueva ultraderecha viene muy marcada por un fenómeno internacional, que no es sólo europeo: hoy todos -y ésta es la conciencia colectiva que tenemos que tener- estamos sufriendo un crecimiento del expansionismo neonazi y de la xenofobia. Y este episodio de Falange y Tradición es uno más, pero nosotros apuntamos que se investigue profundamente en el País Vasco y en Navarra, porque no sólo existe este grupo. Existen más.
¿El problema general es tan grave como para decir que estamos en la antesala de la situación que se dio en la Alemania pre nazi?
La historia no se repite miméticamente, pero en algunos aspectos podemos cometer los mismos errores que en los años 30. Estos grupos están muy contentos y gozosos con la crisis económica, porque les da facilidades para la captación, para justificar su existencia. La crisis económica en los años 30 fue distinta y tratada de manera distinta a la actual, pero tiene circunstancias que son muy similares.
¿Por ejemplo?
La falta de reacción de las instituciones democráticas. Que los gobiernos democráticos minimicen o banalicen el problema nos retrotrae a los años 30 del siglo pasado, que vieron crecer ante sus narices el fascismo italiano y el nazismo alemán, aunque es verdad que las circunstancias económicas, sociales y políticas no son iguales. Ahora tenemos una estructura institucional europea que dificulta cualquier proyecto antidemocrático, pero la globalización está alimentando respuestas muy antidemocráticas. Y en eso hay circunstancias parecidas a las de los años 30.
La cuestión de la inmigración es también "caldo de cultivo" para los neonazis.
El neofascismo hoy en día se articula con un discurso antiinmigración. Los inmigrantes, en la comparación con los años 30, juegan el mismo papel de chivo expiatorio que los judíos en los años 30. El inmigrante es el objeto de todos los males, se le estigmatiza con la delincuencia, con la invasión, con la competencia en los trabajos y en los servicios sociales... Se hace un discurso donde el inmigrante se convierte en la justificación de su discurso excluyente. Y eso es muy fácil de instrumentalizar en el contexto de una sociedad que vive un miedo o simplemente la incertidumbre por la crisis económica. Éste es el factor novedoso respecto al antiguo fascismo, que no reaccionaba contra la inmigración. El nuevo fascismo utiliza la reacción contra los inmigrantes como epicentro para cuestionar no sólo un modelo de globalización con el que se puede ser crítico, sino el conjunto de valores democráticos por el que apuesta toda Europa; su objetivo es acabar con los valores democráticos y la democracia.
¿Qué colectivos son más "sensibles" a esos mensajes neonazis?
Han orientado su mensaje -es otro elemento diferenciador con la antigua extrema derecha- a las clases populares. Estábamos acostumbrados al discurso de la extrema derecha en las clases medias, medias-altas, en zonas más aburguesadas... Ésos eran los destinatarios de la agitación y propaganda de la extrema derecha. Ahora son los barrios obreros los que van a recibir esa propaganda y agitación; persiguen enfrentar al obrero con el inmigrante, en base al puesto de trabajo, a los servicios sociales... Por eso, todo lo que sea desmantelar el Estado de Bienestar va a ayudar al crecimiento del neofascismo y de ahí la importancia de reivindicar que no haya ni un paso atrás en materia social. Cada vez que se dé un paso atrás en ese terreno, estaremos abriendo la puerta, y más en un contexto de crisis, al crecimiento del nuevo fascismo.
Organizan conciertos, festivales... ¿La juventud es su "blanco"?
En ese colectivo de sectores populares han elegido a la gente joven, que puede tener aún más incertidumbres de futuro. Lo han hecho ya en Francia o Italia, y aquí la recluta se está produciendo igual, entre adolescentes, gente muy joven, donde empiezan a plantear problemas no sólo de proyecto vital, económico, de futuro, sino también de identidad cultural.
De nuevo, la inmigración como excusa.
La presencia de inmigrantes se presenta también como un ataque a una identidad católica vivida de forma excluyente. Por el seguimiento que estamos haciendo, están muy excitados con la creación de un partido musulmán, que a lo mejor no tiene ninguna proyección electoral, pero que les ha servido de acicate para decir: que vienen los musulmanes a España, hay que iniciar una nueva reconquista. Muchos de estos grupos reclaman figuras como el Cid u otras anacrónicas, recuperando para una identidad moderna un pasado muy beligerante en un país que debería apostar por la interculturalidad, porque tenemos un país muy diverso en lenguas, en tradiciones... Y ahora, con cinco millones y medio de inmigrantes, esta diversidad va a estar más evidenciada. El reto para cualquier institución democrática es gestionar la diversidad. Y la propuesta de este neofascismo no es gestionar la diversidad, es aprovechar todos los conflictos de una mala gestión de la diversidad para acabar con esa diversidad y los valores democráticos.
Los "reclutas" son gente joven, pero, ¿la "cabeza" de estos grupos lo es?
En modo alguno. Cuando investigamos un poco, vemos que detrás de estos jóvenes hay fascistas de toda la vida. Y a veces nos asusta ver su relación con respecto a la Transición democrática.Es gente que ha podido estar implicada en los momentos más tenebrosos de esa Transición.
¿Hay algún lugar en el que el reclutamiento sea más importante?
Uno de los sitios de mayor captación son los fondos ultras de los campos de fútbol, son los auténticos viveros del neofascismo. Y esto está pasando delante de todos los responsables institucionales. Voy a poner un ejemplo que ocurrió hace dos semanas. La UEFA proclamó una jornada de fútbol de lucha contra el racismo y todos los estadios de fútbol sacaron unas pancartas con un lema sencillo: No al racismo, firmado por la UEFA. Pues en el del Atlético de Madrid, que viene marcado por un pasado muy duro, con los sucesos que acabaron con la muerte de Aitor Zabaleta a manos de los ultras del grupo Bastión, estos mismos extremistas quitaron la pancarta, ayudados por los vigilantes de seguridad interna del club. Lo hicieron bajo el argumento de que esa pancarta estaba provocando la violencia en el estadio. Por lo tanto, nos mandan el mensaje de que tienen el suficiente poder como para retirar una directriz de la UEFA; es un gesto significativo. Y los otros lugares ya no de captación, pero sí de adoctrinamiento están siendo las decenas y decenas de páginas de internet que son altamente delictivas, a nuestro juicio, están insertas en el tipo delictivo, y no entendemos por qué no se cierran y no se les aplica el Código Penal.
¿Qué materias pendientes tiene el Estado para luchar contra estos grupos?
Lo primero que tiene que hacer es dotarse de fiscalías especializadas en delitos de odio.
¿Delitos de odio?
El delito de odio, a diferencia del común, está motivado en el prejuicio, en la intolerancia. Ahí se puede pensar que sólo es perseguible el racismo, pero siempre pongo el ejemplo de Aitor Zabaleta: le matan por ser vasco. No era un problema racista, pero sí un delito de odio. El crimen de odio es cuando un grupo o una persona comete un crimen motivado por el prejuicio hacia alguien por su pertenencia. Ese delito no sólo daña a la persona que lo ha sufrido, sino al colectivo que se identifica con ella.
Esas fiscalías serían un paso. ¿Qué más habría que hacer?
Falta adecuar el Código Penal a la persecución de estos delitos y una legislación que ayude a las víctimas, que las proteja más. Y es muy importante también la educación en valores de tolerancia y la prevención.