MADRID. Si el pasado día 14 la izquierda abertzale oficial reformulaba la Propuesta de Anoeta en su declaración de Alsasua, en la que abogaba por la aplicación de la doctrina Mitchell, la Administración Obama no considera que la fórmula que posibilitó los acuerdos que tuvieron lugar en Irlanda del Norte sea aplicable al caso vasco. "Las dos situaciones son únicas, y no se puede hacer ninguna comparación entre las dos", opinan desde el Departamento de Estado de EEUU, que dirige Hillary Clinton.

Precisamente Estados Unidos cuenta entre su plantilla con George Mitchell, de origen irlandés, pero enviado especial actualmente por parte del gabinete presidencial a la zona de Oriente Próximo. Fue senador por el Partido Demócrata y, desde el año 1995, desempeñó funciones de enviado especial estadounidense en Irlanda del Norte -en esa ocasión, de la mano del presidente Bill Clinton-. Su participación resultó determinante para que las negociaciones acabaron culminando en el Acuerdo de Viernes Santo en 1998.

La izquierda ilegalizada ha puesto su mirada en ese proceso para erigirlo en hoja de ruta, lo cual supondría asumir sus postulados a favor de la apuesta por medios democráticos y pacíficos para resolver los asuntos políticos, la renuncia al uso de la fuerza para influir en los resultados de los encuentros, la condena y el despliegue de medidas para evitar todas las expresiones de violencia callejera, y la aceptación de todo aquello que se acuerde en una mesa multilateral.

Unos principios que, según interpreta el equipo de Barack Obama, no serían aplicables al conflicto vasco. "El Gobierno de España lleva luchando contra ETA durante más de cuarenta años. Al grupo terrorista se le atribuyen más de 800 muertes", zanja, para recordar que gobiernos españoles de distintas ideologías políticas han negociado con la organización terrorista, al tiempo que los activistas habrían decretado treguas que "finalmente se rompieron". "El alto el fuego más reciente terminó después de que ETA hiciese explotar una bomba en el aeropuerto de Barajas en Madrid, que mató a dos personas. ETA y el Gobierno español han estado de facto en un estado de guerra desde entonces", aseguran.

De esa forma, la Administración Obama vuelve a sacar a la palestra la ruptura de la anterior tregua, argumento recurrente en la clase política, y uno de los principales obstáculos con los que está lidiando la izquierda abertzale oficial de cara a dotar de credibilidad su iniciativa, sobre la que pesaría el recuerdo ominoso del fracaso de la Propuesta de Anoeta.