o se piensen que quien suscribe se ha dado un golpe en la cabeza y se ha vuelto religioso de repente. No, San Valentín Berriotxoa, aparte de religioso misionero dominico y obispo mártir en Vietnam, es el nombre de una calle vitoriana que entiendo que es del todo desconocida para la mayoría de mis convecinos. Al menos por su nombre, ya que si les hablo de la calle que conecta San Martín con Zabalgana junto al trazado del tren y pasando por debajo del puente de Ariznabarra seguro que algo les suena. Pues bien, con los nuevos cambios en el tráfico, esta corta calle que antes era intransitable para los coches -sí, lo era, y si han pasado por ella viniendo desde Teodoro Dublang, consciente o inconscientemente, se exponían a una multa- ahora se puede atravesar. Un respiro para el tráfico de la zona, que ya no tiene que dirigirse exclusivamente hacia Pedro de Asúa. E invitación a la reflexión en torno a muchas de las cosas inexplicables en el tráfico de la ciudad. ¿Por qué esta calle por la que no se podía pasar antes sí que es transitable ahora; qué ha cambiado para esa decisión? Alguien dirá que viene propiciada por la llegada del BEI, pero nada relevante ha cambiado en la zona para que ahora se pueda pasar y antes no. Y no es la única calle en Vitoria en esa misma situación, cuestión que se debería analizar.