a bicicleta ha ganado espacio como medio de transporte en Vitoria los últimos años, una gran noticia a la que ahora se le añade la proliferación de otras opciones para desplazarse sobre dos ruedas, como los patinetes. Bien hacen las asociaciones preocupadas por la mejora de la circulación de estos vehículos en presentar propuestas y buscar que la convivencia de todos los ciudadanos, sea cual sea su manera de desplazarse, sea la mejor posible. Pero, como lógicas y positivas me parecen esas exigencias, también hay que empezar a preocuparse de que todos -conductores, ciclistas, patinadores o peatones- cumplamos las normas vigentes. La proliferación de desplazamientos a dos ruedas ha provocado que cada vez sea más habitual ver a auténticos kamikazes por carreteras y aceras. Personas que de las normas de circulación saben muy poco y que de educación andan también escasas (esto pasa en todos los ámbitos de la vida y, por suerte, son una reducidísima minoría). Si el mal uso de los bicicarriles o pasar por zonas peatonales jugando a esquivar a quienes por allí andan ya son asuntos a tener en cuenta, los peores, por el riesgo, son aquellos que se han olvidado de que de noche son obligatorias las luces y que la ropa oscura está peleada con hacerse visible. Bicicletas sí, claro; pero siempre con precaución.