l invierno se acerca. Esta sentencia, en Juego de tronos, era el leitmotiv de la serie y coletilla de una buena parte de sus personajes que pululaban por los Siete Reinos, espada en ristre, mientras esquivaban las andanadas de fuego valyrio y el sin par vuelo de los simpáticos dragones. En un contexto más terrenal, la llegada de los primeros fríos serios a estos lares parece enloquecer al personal que, cambio climático mediante, parece haber obviado que en Vitoria y Álava, históricamente, se ha temblado por el biruji desde septiembre hasta casi junio. Sin embargo, con la imposición de las bermudas en sustitución de la cazadora de borreguillo y los calcetines de lana de yak siberiano, la entrada de temporales, la llegada de nubes cargadas de nieve, el viento helador o el aleteo bajo del grajo parecen descolocar al personal, que ya no sabe cómo desenvolverse ante los elementos. En fin, supongo que será cuestión de acostumbrarse y de que programen más series de televisión norteamericanas localizadas en Minnesota. Ejemplos de nuestro melonismo más severo lo tenemos con la fiesta de Halloween que, por imitación, se ha convertido en parte de nuestra cultura popular. A ver si viendo a esos personajes abrigados hasta el copete logramos ubicarnos.