l pensamiento de los muy cinéfilos se habrá trasladado directamente a la película de idéntico nombre dirigida por Bigas Luna hace un cuarto de siglo. Sin embargo, estas líneas van dirigidas a glosar una de las delicias que nos deja el cerdo como herencia. Como empieza a suceder en el resto de actividades económicas las estadísticas apuntan una línea ascendente en todas las variables después del azote de la pandemia. Las exportaciones de este manjar también están inmersas dentro del tsunami favorable según se corrobora con el crecimiento del 12,36% en el primer semestre del año. Traducido en cifras, fueron un total de 21.945 toneladas las que volaron a mercados clásicos como Estados Unidos, Francia o Alemania. Entre los paladares emergentes que están empezando ahora a descubrir y saborear las bondades del jamón serrano figuran en la lista países como Bélgica, Holanda, Austria y Suecia. Además de la ingente cantidad de jamones, preferiblemente en formato con hueso (18,15%) que se exportan, es sorprendente el precio medio al que puede adquirirse en la Unión Europea. La tarifa se sitúa en la barrera de los 9 euros, una cantidad en la que difícilmente se puede adquirir aquí alguna loncha de calidad. Cierto es también que en los países de más poder adquisitivo el precio se acerca a los 14 euros por kilo.