ntes en verano la actualidad se relajaba algo. Aunque las noticias, sobre todo las malas, no descansan -a fin de cuentas, el ser humano tampoco descansa-, antes solían dejar un poquito de hueco a algún asunto inane, frívolo, para desengrasar un poco. Pero repasar estos dos últimos meses ha sido un continuo goteo de golpes, desastres, conflictos y muerte. Así que, antes de que el planeta se autodestruya o de que acabe agosto -lo que suceda primero- y vuelvan los coleccionables por fascículos, el curso escolar y se me pase la excusa tonta del calendario, permítanme recuperar alguna fruslería, más que nada por coger un poco de aire. Por ejemplo, estudio sobre la música que se escucha en las fiestas de las bodas en el Estado. Paquito el Chocolatero, Mi Gran Noche y La Macarena son las canciones que más suenan. Gran decepción. Ni Rafaella Carrá, ni Barricada, ni una ranchera en el top 3. ¿Cómo puede haber celebración post boda sin explota, explota me explo, latigazo de cuello; o sin un momentazo quiero ser más rápido que ellos a coro de toda la cuadrilla? No me lo explico. Otro estudio: si usted tiene más de 50 años es, dicen, viejennial -aupa ahí ese edadismo a tope- y se ha convertido en un interesante objetivo del mercado digital. Viejennial con 50, hay que joderse.