n nuestro amado templo del cortado mañanero sabes que han empezado las vacaciones escolares cuando entras un buen día y, de fondo, empiezas a escuchar la música de La patrulla canina o similar. Eso quiere decir que en algún sitio, aunque para el oído de los viejillos sea casi imperceptible el soniquete, hay un nieto pegado a la pantalla de un móvil para que no dé la paliza. Es la época en la que los venerables cuidadores a tiempo parcial pasan a formar parte de la plantilla a tiempo completo de Tele-Aitite. Con esto de la pandemia y que están todos vacunados, a los abuelos esta vez no se les escucha protestar tanto como otras veces. En peores estábamos el año pasado. Vamos, que solía decir mi abuela, mal de muchos, consuelo de tontos. A eso se ha añadido que los que no tienen descendencia o no son babysitter full time están tiernos como no se les había visto nunca, que no sabemos si es efecto del bicho o de la vacuna. Y claro, han decidido que quieren interactuar con los querubines, ver con ellos los dibujos, preguntarles quién es ese personaje y quién es ese otro, si quieren jugar a algo... y los pequeños están empezando a poner cara de estupor, sospechando que no les van a dejar en paz en todas las vacaciones y que igual estaban mejor en clase. No sabéis dónde os habéis metido.