a carrera por lograr el mayor número de inmunizados contra el SARS-CoV-2 no conoce límites. La campaña de vacunación ha adquirido en Estados Unidos ese toque comercial que solo el país de las barras y estrellas sabe imprimir al detalle más sencillo.

Después de inocular 100 millones de dosis en los primeros cien días de mandato del nuevo presidente, Joe Biden, el proceso se topa ahora con la dificultad de superar las reticencias de los indecisos y de sumar más brazos en los que inyectar el preparado para celebrar el 4 de julio el Día de la Independencia del virus.

Puestos a ofrecer incentivos, el proceso de vacunación se ha convertido en una especie de rifa del pincha y gana con premios de lo más variado para quien ponga su brazo a disposición de la aguja inmunizadora. La última y sabrosa iniciativa ha surgido en Nueva York. La cadena de comida rápida Shake Shack regala una hamburguesa a todos aquellos que procedan a vacunarse en cualquiera de los puntos móviles dispuestos al efecto.

Para los que ya tienen el pinchazo en el cuerpo, presentando el certificado correspondiente, les obsequia con una ración de patatas fritas. A esta moda se sumaron los Milwaukee Bucks de la NBA ofreciendo a los espectadores de su duelo ante Brooklyn Nets la posibilidad de recibir la primera dosis de Pfizer.