urrealista historia la del pasado viernes en Bruselas. Pura fantasía. La policía irrumpió en un piso donde, alegría que no falte, andaba el personal entretenido en una orgía. 25 personas multadas por vulnerar la normativa anticovid. No sé cómo se mantiene la distancia social en una orgía, pero los colegas habían ignorado el toque de queda y, sí, la limitación de contactos sociales. ¿No les encantaría leer el atestado? Pues esto no es lo más divertido. Entran los agentes, -citando a Koma- “alto, Policía, todos quietos”, y dos fenómenos advierten a los agentes -no sabes con quién estás hablando y tal- de que tienen inmunidad diplomática. Bruselas, ya saben, supongo que das una patada a una piedra y salen una docena de cargos institucionales. Un testigo avisa a los agentes de que ha visto a un hombre “huir por una tubería” del edificio y, sí, amigos, amigas, los agentes acaban pillando al fugado. ¿Y quién es el huido? Pues un eurodiputado húngaro y, por precisar un poquito más -el diablo está en los detalles-, uno de los fundadores del Fidesz, partido ultraderechista del primer ministro húngaro. Delicioso. “Este paso en falso es estrictamente personal”, dijo tras dimitir, sin aclarar si se refería a la orgía, la fuga o a haberse dejado atrapar. El “anfitrión de orgías” ha hecho declaraciones. Ya les contaré.