ndan las aguas revueltas por Francia. ¿Dónde no? Pues también es cierto, pero siempre es interesante mirar un poco más allá del txokito de uno, porque al final, muchas veces, resulta que nos parecemos más de lo que podemos o quisiéramos reconocer. En fin, dos temas llamativos estos días en el Hexágono. Primero, la campaña incluso institucional contra los grandes distribuidores de internet personificados en Amazon. Hasta la alcaldesa de París, cuidado, hizo un llamamiento a no comprar en esta plataforma y favorecer al comercio local ante la situación de crisis que está afrontando. El comercio no esencial lleva cerrado -por segunda vez- en Francia desde el 30 de octubre. Francia ya prohibió la venta de libros en los hipermercados y grandes superficies de ocio durante el cierre de las librerías independientes. Ahora la presión social ha llevado a Amazon France a aplazar sus promociones del Black Friday hasta el 4 de diciembre. Se supone que el comercio podrá reabrir el día 1. Pobre resultado, pensarán. Quizá. Pero el camino se hace andando. Segundo tema interesante, la tramitación de una ley “de seguridad global” que limitará la difusión de imágenes de agentes policiales, ley mordaza en toda regla. Recomiendo la portada de Libération del viernes, con una imagen de Macron pixelada. Ya digo, al final nos parecemos.