o de la política ibérica quizá sea un poco como aquellas historias de 13 Rue del Percebe. Esta semana, entre otras cosas, toca moción de censura. Y aunque la cátedra sentencia que la iniciativa de Vox tiene nulas posibilidades de salir adelante -por cierto, una de esas leyes no escritas del vademécum parlamentario dice que no se presenta una moción de censura para perderla porque el principal perjudicado será el proponente-, aquí estamos todos hablando de qué votará el PP a la moción de censura. El PP, habrá que reconocerlo, lleva algunas pequeñas victorias dialécticas y, lo más curioso, se las han puesto en bandeja. Por un lado, la reforma planteada por PSOE y Unidas Podemos para el sistema de designación del CGPJ por ahora y pese a todo parece alentar el relato popular más que ningún otro. Por otro, ha conseguido robar el protagonismo de la moción de censura a Vox. “Es un tema que no me importa nada”, respondía ayer Pablo Casado a las insistentes preguntas sobre qué votará su partido. “El PP no va a perder el tiempo en cuestiones menores”, añadía, consciente seguramente también de que este protagonismo puede tornar en un nuevo debate interno: Álvarez de Toledo ha abogado por “no votar no”, Esperanza Aguirre por votar sí y José María Aznar, por votar no. Rien ne va plus.