ran las 5.31 horas de la madrugada del martes cuando Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, siguiendo las pautas de la política millenial, anunciaba en su perfil de Twitter: “¡Acuerdo!”. Así, con exclamación, después de cuatro jornadas y de haber rozado la catástrofe de no lograr un acuerdo para el fondo de recuperación económica tras la pandemia de coronavirus. Cuatro días que nos han dado para redefinir las alianzas en el Viejo Continente: con el nuevo grupo de los frugales en el papel de supertacañones; Alemania, una de las primeras novedades que deparó esta cumbre, alineada con los países del sur, o el eje franco-alemán, tradicional epicentro del poder, peleando a brazo partido con los frugales. “Histórico” fue uno de los adjetivos más empleados ayer por algunos de los protagonistas, de Emmanuel Macron a Pedro Sánchez. Y, lo más llamativo, el acuerdo ha generado una inusual unanimidad en la escena política española, incluso con algún codazo que otro por adjudicarse la autoría. Faltaría más, al margen está Vox, especialista en oposición, lo que tiene su mérito... o no. En cualquier caso, tan importante como la aprobación del fondo, o más, será su ejecución posterior. Ahí es donde todos nos jugamos los cuartos. Los triunfalismos, después.