ada día, el parte. El resultado, de momento, es que todos los habituales de nuestro querido templo del cortado mañanero estamos resistiendo al bicho, que viendo el panorama ya es bastante. Eso sí, los viejillos han dejado de hablar entre ellos de las malas noticias porque hubo un par de días que se acumularon varias. Es decir, han dejado de compartir fotos de esquelas por el móvil. Se limitan a mandarse un mensaje: Fulanito no ha podido. No hacen falta más palabras. Como mucho, alguno pregunta por el teléfono de alguien de la familia. La despedida final siempre es difícil, pero en estas circunstancias, todavía más. Así que los viejillos han decidido de común acuerdo contar alguna anécdota divertida cada día de quienes ya no volverán a ver, incluso aunque se trate de personas que no todos conocen. Y se echan unas risas porque hay alguna historia surrealista -como el que una vez que estaba hospitalizado, se levantó a mear arrastrando por toda la habitación de Santiago la bombona de oxígeno porque no quería usar la bacinilla-, más allá de que detrás de la carcajada momentánea esté la pena e incluso haya ciertas dosis de miedo por ellos mismos. Por eso, a pesar de todo, intentan mantener el tipo. Y nosotros colaboramos con la habitual remesa de vídeos e imágenes chorras encontradas por ahí.