Hoy toca reflexionar, dicen. Y mañana fiesta de la democracia... otra vez. Vamos a acabar pareciéndonos a Suiza, aunque allí votan mucho pero por cosas distintas, no todo el rato lo mismo como aquí. La verdad, preferiría tener más derecho a decidir en cosas que me importan que ser constantemente citado a las urnas para enmendar la incompetencia de los elegidos. Pero, en fin, habrá que votar aunque les ruego que los que se animen no depositen la papeleta antes de pensárselo siquiera mínimamente. No vaya a ser que se fíen solo de eslóganes y postureos ante las cámaras y obvien algunos puntos clave de los programas electorales o de las decisiones tomadas hasta ahora por los que ya han tocado poder. Por ejemplo, la decisión del Gobierno actual de atribuirse la facultad de cerrar páginas web a su libre albedrío sin previa autorización judicial. La excusa es Catalunya, claro, que ahora vale para justificar cualquier cosa, pero tengan en cuenta que después podrán seguir censurando cualquier dominio que les parezca incómodo o antipático, con el menoscabo de la libertad que ello supone para la sociedad. O sepan que PP, Vox y Ciudadanos se han unido en Madrid para aprobar la ilegalización de los partidos independentistas. De ahí al franquismo solo hay un paso.