l debate constante sobre modelos fiscales vuelve a estar en el eje de la confrontación política porque ha sido elegido por el Partido Popular como palanca de su reconstrucción como alternativa de gobierno en el Estado de la mano de Alberto Núñez Feijóo. El credo neoliberal eleva a dogma la reducción de impuestos y se ampara en la emblemática rebaja del IRPF, iniciativa que adquiere carácter popular si se obvia el impacto de la menor recaudación en los servicios públicos. Núñez Feijóo ha puesto sobre la mesa dos iniciativas sobre las que hace pivotar su mensaje: una reducción inmediata del IRPF mediante la deflactación de los tramos y una ayuda anual de 200 a 300 euros para las rentas exentas de declarar por bajas. La primera constatación es que las iniciativas concretas de Núñez Feijóo se hacen a espaldas de la fiscalidad foral de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa. La deflactación que reclama el líder del PP -que consiste en elevar el importe de los tramos que se someten a cada tipo de retención para compensar la inflación-, y que no se aplica en régimen común desde 2008, ha sido práctica habitual en las haciendas forales de modo habitual en cada ejercicio. Este mismo ejercicio se aplica una deflactación del 1,5% en los tramos de la CAV y del 2% en Nafarroa. Por otro lado, la compensación económica en un pago anual de un máximo de 300 euros para las rentas más bajas debe ser comparada con la reducción de ingresos públicos con la que se sostienen los servicios que garantizan la cohesión social. La merma objetiva de recursos reducirá sensiblemente la capacidad de inversión en sanidad, educación, asistencia social y ayudas a la inserción -por citar solo algunos de los servicios que acogen a las capas sociales con menores ingresos- en una dimensión que no se verá compensada con esos 300 euros para el gasto individual. En palabras del consejero vasco de Hacienda, Pedro Azpiazu a Onda Vasca-Grupo Noticias, la prioridad de la política fiscal debe ser la cohesión social y las necesidades de esta no permiten en estos momentos reducir los recursos públicos con una rebaja de impuestos que favorecerían a las rentas más altas y perjudicarían notablemente a las menores. Igualmente, una subida general de impuestos sería igualmente negativa en momentos de tensión sobre los precios. Las empresas y particulares precisan capacidad de inversión y gasto para seguir generando riqueza. El equilibrio es la clave de la cohesión social.