a esperable decisión tomada ayer por el Labi de mantener la mayoría de las restricciones que estaban en vigor y la prórroga y extensión del pasaporte covid son consecuencia de la aún muy preocupante situación epidemiológica debida a la extensión de la variante ómicron pese al continuo pero muy leve descenso de la incidencia del covid-19 en Euskadi. El virus se resiste a abandonarnos y sigue muy presente, por lo que es obligado extremar la prudencia. Las perspectivas, con todo, son alentadoras y es obligado combinar la gestión de esta larga y complicada sexta ola hasta su superación total con la previsión, preparación y construcción del futuro con el fin de lograr la deseada recuperación y transformación de la sociedad vasca en todos los planos y niveles: sanitario (incluidas la salud mental y emocional), social y económico. Con este objetivo, el lehendakari, Iñigo Urkullu, fijó ayer, durante su intervención en el foro ‘Retos Euskadi 2022: construir el futuro tras dos años de pandemia’ organizado por DEIA, la apuesta por lo que podría denominarse un modelo vasco de gestión de éxito reconocido incluso a nivel internacional como muestran todos los datos basado en la experiencia de estos casi dos años de pandemia, pero también de décadas anteriores, con conceptualizaciones, prioridades, herramientas y dirección propias en colaboración leal y mutua con el Estado y Europa. Las prioridades establecidas por Urkullu en este contexto tan especial y complicado y conocidas las previsiones a corto y medio plazo, configuran un eje de actuación estratégico basado en el crecimiento de la economía y del empleo, la transformación hacia la sostenibilidad y la lucha contra la desigualdad social. Retos para los que Euskadi cuenta, además de con el vigor de su cuerpo social y económico, con una herramienta fundamental como es el autogobierno, que ha sido el fundamento de su desarrollo hasta hoy incluso pese al balance “manifiestamente mejorable” que apuntó el lehendakari y que ha puesto las bases para abordar con éxito el futuro. Autogobierno que hoy más que nunca es obligado poner en valor, defenderlo, actualizarlo tras más de 40 años de Estatuto y mejorarlo profundizando en sus potencialidades. Es el modelo de éxito con el que Euskadi afronta, con las incertidumbres de una coyuntura tan volátil, la salida de la crisis del covid y la recuperación.